Tus arrugas arañadas se marcaron en mis sábanas,
tu erección clandestina contra mi cuerpo,
tu respiración entrecortada en mi cuello me recordaba que el verano estaba terminando.
Almohadas llenas de secretos y olvidos volaban por la cocina, y tu mano se posaba en mi pecho con un suspiro desolador.
Esto tiene que acabar, esto tiene que acabar, ¡esto tiene que acabar!
Deja de intentar acabar con mi vida, razón lógica e inhumana.
Texto agregado el 13-09-2012, y leído por 137
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Lectores Opinan
13-09-2012
Tengo uno parecido dedicado a la cordura... AlmaNueva
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