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Ojala nunca hubiese comenzado a crear historias. Sí tan solo me hubiese dado cuenta a tiempo, tal vez ese oscuro ser no estaría atormentándome ahora mismo. Esa cosa no me ha dejado ni un solo momento desde ese día, no sé qué sea, pero sé de dónde provino, Yo soy su creador…

Tal vez he enloquecido completamente, quizá he perdido la razón de mí. No, no es eso, ya he intentado convencerme de que mis visiones son solo jugarretas de mi mente trastornada, pero, en la noche cuando la oscuridad sumerge todo a su paso, sé que esa cosa es real, sé que está ahí observándome desde donde no puedo verle. Siento su mirada en mi nuca, su respiración maldita rosando mi piel, me está matando. Eso acabo conmigo, pero aún ahora en la soledad de mis memorias recuerdo como empezó todo, aún recuerdo cuando vivía tranquilamente, cuando vivía feliz.

Recuerdo que todo empezó una tarde lluviosa del mes de junio, esa tarde que pase recluido dentro de mi habitación, solo quería estar solo, mi mente estaba muy intranquila por los rumores sobre mi esposa, rumores sobre un infidelidad de su parte, yo no sabía que pensar, en el fondo sabía perfectamente que ella era incapaz de cometer una traición de ese grado, pero el beneficio o en mi caso maldición de la duda no me dejaba estar en paz. Sin más por hacer y en un intento de despejar mi pensar me decidí a tomar un bolígrafo y un papel, para así dejarme llevar por mi pasatiempo favorito, escribir, nunca me considere muy bueno haciéndolo, pero siempre que la pluma estaba entre mis dedos trataba de dejar el alma y mis sentimientos en la hoja en blanco.

Mis historias a menudo trataban de fantasía, historias llenas de seres complejos, amorfos, historias que hoy son solo vagos recuerdos en la neblina de mí pensar… Como quisiera nunca haber dejado de escribir esas historias, pero, siendo yo un joven admirador del género de terror, supongo que era inevitable que me sumergiera dentro de éste, tanto que ahora creo que me consumió. Admiraba aquellos escritores y creadores de seres horribles y pútridos, seres que hacían helar la sangre y erizar la piel, por alguna razón siempre encontré una fascinación inexplicable hacia ese tipo de relatos y hacia las cosas ocultas y oscuras.

Con el bolígrafo en mis manos comencé a dar rienda suelta a mis sentimientos interiores, ira, rabia, miedo, desesperación, tristeza, duda. Todas esas sensaciones que me aquejaban en aquel momento, todas la reuní para crear un monstruo, una bestia que emergía de lo más podrido de mi cabeza, una bestia sádica, sedienta de muerte, con olor a sangre, con garras afiladas eh imagen retorcida, con un instinto de asesino nato, y unos grandes ojos oscuros que brillaban en la penumbra, de haber sabido que estaba creando a mi verdugo lo hubiese hecho menos hostil, pero en aquel instante no sabía que estaba pasando, parecía poseso por las palabras, poseso por mis tenebrosos deseos y horribles sentimientos. Al terminar de escribir deje el papel en el buro a lado de mi cama, la noche ya había caído, y por alguna extraña razón me sentí fatigado, sentí un leve mareo dentro de mi cabeza que poco a poco se hacía más intenso, tanto hasta el punto de no poder mantenerme de pie, no supe en que momento paso pero desfallecí poco después.

Al despertar era de día, la ventana estaba abierta y yo permanecía en el suelo, no sabía que había pasado, recordaba que la ventana estaba cerrada, de momento no le di importancia, pues me preocupaba más el hecho de que mi mujer no había llegado a dormir, respire un momento y supuse que se habría quedado con alguna amiga a pasar la noche por la lluvia, no le di más importancia, decidí dejar de mirar el techo y levantarme pero había algo extraño en el piso que llamo mi atención, había pequeñas gotas de un líquido viscoso que iban desde donde yo me encontraba hasta la ventana, una especie de rastro, que poco después me di cuenta de que eran gotas de tinta, quizá en mi inconsciencia me levante y derrame un poco de la tinta de mi pluma. No le di más importancia y me decidí a ir a trabajar, revise el reloj en el muro de la sala, era muy tarde, pero pese a que sabía que no lograría llegar a tiempo me decidí darme prisa y hacer un esfuerzo, mi trabajo como editor me gustaba, no me rendía para darme todas las comodidades, pero si hubiese querido ser rico habría escogido estudiar política.

Al llegar a la puerta de mi cubículo, me encontré a mi superior, no tenía buena cara, y era por mi culpa, se suponía que debí haber terminado de corregir un escrito, pero por los problemas en mi hogar se me fue completamente de la mente. Él era… Como describirlo… Un ojete, le gustaba tener el poder y lo ejercía con dureza. Después de un largo sermón el muy… Anciano hombre acabo despidiéndome, según él por no cumplir con mis obligaciones, no sé si se abra notado pero mi yo sentía como mi cabeza se llenaba de sangre caliente, quería matarlo ahí mismo, que se había creído el maldito anciano, que después de trabajar siempre duro para él podía echarme así sin más, trate de reprimirme, no dije palabra y salí por la puerta como había entrado, sin nada.

Regrese a mi casa ese tarde, para mi sorpresa mi esposa ya estaba ahí esperándome con la comida caliente, la notaba sería, y pese a que la pregunta de ¿Por qué no llegaste a dormir anoche? Quería escapar de mis labios, no pregunte. Cayo la noche, y ambos fuimos a dormir, ella estaba muy callada y yo, no hice el esfuerzo, cerré mis ojos y caí en trance, de haber sabido lo que soñaría no hubiese dormido.

Un sueño en primera persona, veía imágenes perturbadoras, sangre, tripas, era como si yo fuera una bestia, y me encontraba encima de alguien mientras lo destazaba con sutil placer. De pronto termino, desperté sentado en mi cama, el aire olía a sangre, mi cuerpo estaba cubierto en sudor, lleve mis manos a mi rostro y trate de calmarme, cuando creí haberlo hecho me lo destape, voltee levemente a la derecha y ahí estaba él, un monstruo parado a lado de mi cama, pero no era posible, ese ser era el demonio que noches antes había imaginado, creí que aun soñaba, no podía moverme, estaba paralizado, vi como ese ser salía por la ventana, y al perderlo mi parálisis seso, mi corazón no dejaba de latir, respiraba como si me hubiesen quitado el aliento, mi mareo volvió, y caí inconsciente de nueva cuenta.

Desperté de nuevo, prendí la televisión, y en las noticias locales anunciaban la muerte, del que apenas el día de ayer fuera mi jefe, aparentemente alguien lo había hecho pedazos, literalmente, no pude evitar recordar de golpe mi sueño. Mi corazón se alteró de nuevo, voltee la mirada a lado, y mi mujer no estaba, esa misma noche volví a despertar sudando y casi sin poder respirar, eran las 3 de la madrugada, la hora muerta, y como no queriendo voltee a mi derecha, ese ser no estaba, me sentí aliviado, pero el ambiente era pesado, ahora entiendo que era ese maldito miedo de sentirme acosado por algo que no puedo ver. Muchas noches más, me desperté gritando, llorando de miedo al ver a esa cosa, y otras ni siquiera lo veía, mi amada trato muchas veces de calmarme, pero no pudo, yo era el único que podía verlo, los asesinatos crueles y sádicos siguieron, por muchos meses, la policía vino muchas veces a mi hogar a interrogarme, creyendo que yo era el asesino, pero sin prueba alguna no podían hacer nada. ¿Por qué lo creían te preguntaras? ¿Por qué todas las personas asesinadas tenían un vínculo conmigo, me conocían, los conocía, habíamos peleado alguna vez, o entrado en riña. Yo sabía quién era el culpable de todo, pero en ese tiempo aun me resignaba a creer que el monstruo “Ficticio” que yo había creado, fuera culpable, o si quiera existiera. Cada vez me fui quedando mas solo, trataba de no tener contacto con las personas, me volví antisocial. Solo limitado al contacto verbal con mi esposa, pero entre eso, y mis “Malos sueños” se fue cansando, y yo lo sabía.

Cada vez se encontraba menos en casa, no me entendía, y yo no le explicaba, quería ignorarlo, creyendo inocentemente que si lo hacia ese monstruo desaparecería y yo volvería a vivir. Pero no fue así. Una tarde vi a mi esposa salir con una maleta, lloraba, y con crudas palabras me dijo: “Esto ya no puede seguir así lo lamento pero ya no aguanto más esto, Te Amo, pero no puedo ser feliz si sigo contigo, espero mejores, Adiós.” Mi corazón estaba destruido completamente, y con poca fuerza, tome el folder que dejaba sobre la mesa, en ellos estaba una dirección y trámites de divorcio.
Ella se había ido, ese maldito demonio la había alejado, llore, llore como nunca he llorado antes, creí que era el peor día de mi existencia, que equivocado estaba. Después no recuerdo nada, o tal vez no quiero recordar.

Llego la mañana, y tome valor de donde no tenía solo para darle su libertad a mi amada, llegue a la dirección, era la casa de mi mejor amigo, pero nadie contesto la puerta, me dispuse a entrar, oh maldigo el momento en que me decidí entrar.

En el suelo, había dos cuerpos boca abajo en charcos de sangre, me quede estático, quería salir corriendo pero… No pude, en mi miseria, voltee uno de esos cuerpos, estaba completamente demacrado del rostro, y con cuchilladas por todas partes, por la camisa supe que era mi amigo, no quería afrontar la verdad pero con el poco valor que me quedaba le di la vuelta al segundo cuerpo, en efecto, era mi esposa, esa imagen jamás se borrara de mi mente, su cuerpo frio, su rostro tan pálido, y esa expresión de terror que reflejaban sus ojos, aun hoy me despierto gritando y llorando. La tome entre mis brazos y llore sobre su frio y callado pecho, quería morir ahí mismo, pero las sirenas de la policía me lo impidieron, me llevaron ahora con pruebas del asesinato, mis huellas en ambos cuerpos, y pequeñas manchas de tinta de pluma.

No acabe en la cárcel si eso creen, no acabas en la cárcel después de decirle al juez que un “Demonio” fue el culpable de tanto dolor, acabas donde yo estoy, en un sanatorio, sin poder salir afuera, escribo esto, con en unas hojas y con un lápiz que robe a una enfermera.



Pero todo por fin tocara su fin esta noche… Lo siento acercarse… Y ahora viene a arrebatarme el alma de tajo… Lo sé muy bien… Y él lo sabe… Acabo con todo lo que llegue a amar… Acabo con mi carrera… Con mi cordura… Acabo con mi vida… Y con las cosas que me hacían vivir… Acabo con el amor de mi vida… Pero pronto darán las tres de la madrugada y todo se acabara… Quiero que termine… El me matara… Y quiero que lo haga… Esto es lo último que quedara como prueba de mi existencia… Lo que será tomado por muchos como Mi nota suicida… Llévame contigo… Hoy quiero reunirme con mi amada…

Nota final: Esta historia fue encontrada en un sanatorio a las afueras de España, en la habitación número 302, habitación perteneciente al paciente que los doctores apodaban “El escritor”. El sujeto fue encontrado muerto en una habitación llena de sangre, su rostro estaba completamente descarnado y solo fue posible identificarle porque nadie lo había visto salir de ese cuarto. Curiosamente las hojas estaban manchadas con pequeñas gotas de tinta, lo cual sería muy normal si nuestro individuo hubiese escrito con una pluma, pero escribía con un Lápiz.

Texto agregado el 09-09-2012, y leído por 186 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
09-09-2012 Digno de una pluma como la suya, G. Siempre con el alma en suspense hasta el último momento. Un homenaje a los grandes del suspense, Poe y Hitkotch. Buen retrato del personaje y su perfil psicológico narrada en un lenguaje casi cinematográfico.***** camino-de-vida
 
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