Cerré los ojos por un momento. Estaba en una habitación oscura, pero desde mi alma nacía la luz que necesitaba para ver con claridad lo que estaba sintiendo. Me dije “no tienes agallas para verlo otra vez”. Era un día lluvioso y de fondo puse Love Letter de Nick Cave & the Bad Seeds. Lloré como una pobre niña a la cual le había roto su juguete favorito, pero mi corazón no es un juguete. Sentí mis manos pesadas, las puse en mi cara y respiré hondo. Una lágrima se desplazaba entre la abertura de dos dedos. Mi estado era patético e inalterable. Las gotas que caían afuera azotaban la ventana de mi habitación, pidiendo quizás que parara de llorar. “¿Qué te crees lluvia? No eres la única que puedes desahogarte”. Abrí los ojos, para ver pequeños puntitos que pasaban por mis ojos molestando mi estadía en la cama. Los cerré y recordé. Recordé sus ojos, la primera vez que lo vi. Recordé que sus brazos me abrazaron y sentí su cálido cuerpo diciéndome mucho más que sus palabras. Tenía tantos sueños, tantos momentos en mi mente para compartir contigo. El anhelo de verte abrazado a mí otra vez. Abrí los ojos. Me levanté de la cama pensando en que las horas habían pasando tan lentamente, pero no, ni siquiera tenía la percepción del tiempo; había estado cerca de 5 horas recordando tus ojos y tus abrazos. En el borde de la cama estuve por un buen tiempo. Las piernas me tiritaban, tenía la cara ardiendo y no lo podía evitar. No podía evitar cada dolor. ¿Por qué te fuiste? ¿Por qué me dejaste aquí, con mi corazón palpitando por ti? ¿No ves que cada día que pasa, tu eres la luz que ilumina mis días oscuros? Suspiré. Aunque tenga mucha gente a mi alrededor, nada puede llenarme, ni siquiera unos besos cálidos de mamá, ni abrazos de hermanas esperando que me sienta mejor y salga de este estado inhóspito. Vivir la vida no me hace feliz, para mí ser feliz no es una larga lista de cosas por hacer. Si el mundo me dijera ahora, en este instante, ve por él, corre hacia él, yo lo haría, aunque la lluvia me deje empapada y sin aliento. Las instancias son pocas y hoy tengo una instancia para pensar en ti, para sentarme y dejar brotar todo mi dolor, para decirte bajito que aún no puedo olvidarte, que deberías estar mucho más en mí cada día, que me haces bien, tú, nada más, te recuerdo y veo que respiramos lo mismo, que vivimos unidos a lo que no fue, llegamos hasta el final del principio, nacimos otra vez en la misma muerte, laten nuestros corazones que por el amor fueron flagelados. Hoy, te digo amor con una lágrima en mi labio superior, una lágrima que tiene tanto de mí como de ti. Ven a estar aquí conmigo, ven y abrázame mientras lloro, mientras te digo que te necesito. Nos abrazamos y dejaré todo mi dolor en el aire, ya no me pertenece. Deja que las fantasías inunden los ríos de la imaginación de mi mente, deja que mis pensamientos, en silencio, toquen tu boca y luego la mía, haciendo que tú y yo seamos uno solo.
Respira, Alejandra. Ahora es cuando entiendo que el dolor es por no tenerte, pero si estuviera contigo, no buscaría nada más que un refugio en tus brazos. Mientras tu ausencia se convierte en un veneno, tus recuerdos son el elixir para que siga existiendo.
La lluvia seguía afuera, dando golpes estruendosos en mi ventana y Nick Cave seguía sonando y pronunciaba la última frase de la canción… “oh baby, please come back to me”. |