Me cuesta aceptar lo nuevo, me acostumbro. Lo que era principio se desgasta, se desvanece. Ahora es el punto final de una triste oración. Todo se torna confuso y sin sentido. Es una agonía recordar y no querer sentir. Una gran presión sobre un gran vacío. No hay palabra que no haya dicho y no se repita. El mundo olvida. No hay dolor que pueda inventar. Las agujas de mi cabeza están a punto de explotar. Las puertas que hay en mi se cierran. Me convierto en miseria. Y es difícil seguir, cuando cada pensamiento de mi mente atrofiada se interpone ante el hecho de hacer… Y se que no puedo hacer nada.