TRES COSAS HAY EN LA VIDA
Os voy a contar un caso poco común que me ocurrió, no me preguntéis cuándo, pero sí recuerdo que fue en un bar.
Estaba dando cuenta de un refrigerio cuando, de repente, mis tripas anunciaban una repentina catástrofe. Como pude, llegué al excusado; después de aliviarme, con la mano tanteé el portarrollos de papel higiénico, con un rictus de horror comprobé la falta del mismo.
Por mis pensamientos pasaron un sinfín de soluciones, todas y cada una de las más grotescas. Estaba yo cabizbajo en ese trono de tortura, cual apegado a la taza y sin atreverme a moverme cuando, al instante y sin previo aviso, una luz inundó el habitáculo estrecho y maloliente.
Apareció un personaje de lo más estrambótico, vestía traje blanco de una sola pieza, botas altas del mismo color, llevaba en la mano un reluciente y acolchado rollo de papel higiénico.
Sus palabras fueron parcas y concisas.
—Si el papel has de querer, tres cosas has de prometer. La primera: deja de fumar a no más tardar. La segunda: deja ya de tanto comer o el corazón te puede morder.
La tercera: has de correr para que la muerte no te pueda coger.
Perplejo e irritado ante tantas y penosas condiciones, me abalancé sobre el inoportuno visitante, y de un certero manotazo conseguí arrancarle su bonito traje blanco, con el cual pude limpiarme mi humilde e irritable trasero.
FIN.
J. M. MARTÍNEZ PEDRÓS.
Todas las obras están registradas.
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