Mi amiga Clara y yo teníamos una tienda, era chiquita y apenas había nada , unos cuantos libros, collares de piedras y abalorios, alguna vela y regalos de artesanía, pero tenía un propósito y estaba llena de un aroma mágico.
Todo empezó con un sueño en el que se me reveló una formula. Tenía que chafar unas hojas de menta y rosa, ponerlas en un bol, agregar unos clavos y mezclarlo todo bien, después se espolvoreaba la raíz del lirio florentino; en el sueño también se me decía como meter este popurrí en saquitos y que estaba indicado para vencer la melancolía, llamar al sueño procurando que fuera bello y placentero.
Antes de despertar oí como alguien me decía la manera de añadir una pizca de fe y un poquito de amor, al despertar encontré una pluma sobre mi almohada.
Impresionada llame a Clara, también esta inquieta ella había soñado lo mismo solo que casi no se acordaba de nada, solo algo referente a la flor del árbol del amor. estuvimos un rato pensando y decidimos hacer los sacos.
Pronto pudimos comprobar su poder, nos volvimos más alegres y confiadas, nuestra vida cobró un nuevo sentido, eramos felices.
Regalamos el saquito a gente de nuestro entorno, que enseguida veíamos más contenta. Una tarde en la que machacábamos hojas de menta llamaron a la puerta, era Marilyn; quería darnos las gracias, desde que dormía con el saco había recurado la alegría y las ganas de vivir..
Decidimos abrir una tienda, así llegaríamos a más gente. Encontramos un pequeño local, lo pintamos, pusimos unos estantes y lo llenamos de unas cuantas baratijas, no había dinero para más.
El barrio empezó a cambiar, la gente llenaba la tienda, a todos los que compraban algo le regalábamos un saco. Pronto tuvimos que pedir ayuda a unas abuelas de barrio para que nos ayudaran a coser los sacos, no dábamos a basto y ellas estaban encantadas por participar.
Al cerrar la tienda solía ir al parque, en él había una encina enorme. Cada día nos comunicábamos un poco más. Un día empezó a hablarme , su lenguaje era otro pero podía entenderla. Así supe de como estaba preocupada por una joven que se sentía gorda aunque su cuerpo no abulta más que una de mis ramas.
Ahora era primavera y el parque se llenaba de risas, la gente estaba feliz y la encina notaba el cambio que se estaba produciendo.
Una tarde la encontré preocupada, ¿Ves esa niña?, se llama Marta es preciosa pero está muy sola, todos los días al salir del cole pasa por aquí, a veces me deja una flor o una piedra chiquita. está triste, sus padres están metidos en
sus trabajos y apenas la hacen caso, solo se ven a la hora de la cena y están tan cansados que no tienen ganas de nada.
Mire dentro del bolso, tenía dos saquitos.
_Mira, justo quedan dos, te los dejó en está rama con una nota, "para Marta, ponlos en la almohada de tus papás."
A los pocos días vi una familia jugando alrededor de la encina, era Marta con sus padre, se les oía reír. Marta les cogió de las manos e hicieron un corro.la niña brillaba de felicidad, entonces me vio y me envió un beso.
Cuándo se fueron me acerqué a la encina, pose mi espalda sobre su tronco y noté como la lluvia me mojaba, que raro, pensé, el cielo está despejado, mire fuera de su copa y no llovía. -Estás llorando, no sabía que los árboles podías llorar
LLoró de felicidad, estoy emocionada.Realmente son buenos estos sacos tuyos. Noté como esa lluvia me calaba por dentro llegando a lugares que desconocía.
Justo una semana después llegó una aviso a la tienda, era una orden oficial, con sello y todo en la que nos instaban a abandonar el local en cinco días.
No entendíamos nada, todo estaba en orden, el contrato en vigor, los recibos pagados...
Comprendimos que esto tenía que pasar, que la sociedad de consumo no iba a permitir que la gente fuera feliz sin más, sin tener que estar todo el rato comprando.
Estuvimos trabajando noche y día para dar nuestro saquito al mayor número de personas. la noche del cierre fui hasta la encina y le conté lo que estaba pasando. Haz una fragancia, me dijo, un perfume con el que me puedas rociar y que yo pueda expandir por mis ramas, un aroma que los pájaros e insectos puedan transportar.
Empezamos a trabajar, antes tuvimos que aprender a fabricar ese perfume. Compramos esencias y las mezclamos, añadimos los ingredientes mágicos y a esperar, todo un mes. Después añadimos el alcohol y tuvimos que esperar otros treinta días.
Por fin llegó el día en que fuimos a la encina. Nos estaba esperando con todas sus ramas desplegadas, En ellas estaban posados cientos de pájaros. Con mucho cuidado rociamos el tronco ,de arriba abajo, luego esperamos sentadas a su lado.
Pronto nos envolvío un aroma maravilloso que se extendía a nuestro alrededor, llenando todos los corazones a los que llegaba.
Sin saber como apareció una nube que dejó caer un gran chaparrón, la gente no se movió, esa lluvia que nos calaba nos limpiaba por dentro y nos llenaba de sensaciones nuevas, de ternura
y amor. De pronto dejo de llover, salió el sol y nos seco. Todos habíamos cambiado lo noté en los ojos de la gente.
Era el momento de viajar, preparar las maletas, llenar muchos frascos de este perfume e ir a distintos pueblos y países;acercarse a los árboles, hablarles y llenarles con este aroma.
De pronto noté como un nuevo sentimiento me embargaba, algo que no podía describir con palabras, que no se parecía a nada de que hasta ahora había sentido, era como si abarcara todo y nada a la vez, como si me integrara en una vida mucho más grande e intensa. será un sentimiento de árbol, pensé. Sí, era el momento de viajar. la magia tenía que continuar.