A veces el deseo abarca toda la geografía de tu cuerpo,
Otras veces está concentrado solo en tus labios,
En tardes tibias como estas, que susurras locuras en mi oído,
Siempre, siempre termino diluido dentro de ti.



No puedo olvidarme de aquellas madrugadas
Cuando desfallecías de amor en mis brazos.



¿Recuerdas aquella primera vez
Cuando temblando de deseo
Me pediste que te cubriera sobre tu lecho,
Mientras afuera la Luna brillaba en el cielo?



Que grande y solitario se me hace el lecho
Cuando te buscan mis brazos y tú no estás.



Después de despojarte de tu ajustadísimo jean
Me deslumbras con tus piernas hechiceras.



He conocido el olor de otras mujeres
Y he hallado placer en sus brazos,
Pero ninguna pudo lograr jamás
Que perdiera la razón como sucedió contigo.




La luz de la luna refulgía sobre tu piel aquella noche
Cuando te desnudabas lentamente frente a mí.



Aquel enorme espejo de tu habitación
Tiene capturados todos nuestros momentos de placer.



Después de habernos desbordado de placer
Me acomodo a tu lado y cuido tu dulce sueño.



Cuando tus primeros y torpes besos inundaron mi rostro
Te mire con infinita ternura y te enseñe a besar.