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- Y... entonces ¿hizo primero al hombre y luego a la mujer?
- De la costilla izquierda sacó para crearla.
- ¿Porque está cerca del corazón?

Ella caminó al depsertar y lo vió dormido, no sintió ganas de despertarlo sino de explorar su alrededor. Caminó por la selva con sensaciones cque no tentendía, algunas, se sentían bien, es decir, la sensación producía un extraño bienestar, pero otras eran de otra maenra, como que le latía mas rápido el corazón, la tensionaba, su cuerpo se alertaba y entonces prefería apartarse.

Otras veces en cambio sentía algo que estaba en su pecho y qeu hacia que sus ojos buscaran más, entonces el impulso llegaba y surgía el movimiento para acercarse hacia el objeto desconocido. Así sucedían una tras otras imagenes y sensaciones no identificadas, en una cantidad de espacio recorrido. Imágenes instantaneas de avispas que se acercaban, tan cerca qeu un parpadear bastaba para que desapareciera, y asi cada sensación era distinta.

De pronto sintió algo en su estómago, era ella quien lo creaba, no era el medio externo de quien venía esta sensación, el jugo gástrico se producía como chorros expulsados por volcanes, llamaradas de fuego que consumen lo que encuentran a su paso, incluso aquellas paredes rosadas y mucosas.

Sus ojos vieron un lindo árbol, se acercó, recogió la pomarrosa o marañon como lo conocían en aquella zona selvática. Sus manos sintieron esa superficie blanda, suave, esponjosa; que bonito tono tenía, decidió acercarla para ver aquel carmesí afucciado, de pronto, el piso sonó, el crugir de las jojas hizo que girase su cabeza hacia la izquierda para ver como Él asomaba su cabeza tras el árbol con una sonrisa que le generaba una sensación que no había tenido antes y miró de reojo pero con demasiado interés que sus ojos proyectaban como ráfagas de rayos invisibles, su corazón se aceleró y de pronto sintió como esa sensación qeu tenía en el centro de su pecho justo ente los senos subía poco a poco, pasaba por su cuello, su mandibula, subía por su rostro y sonrojaba sus mejillas.

Él salió avanzando lentamente, ella sentía como si su corazón se le fuese a salir del pecho y mil pariposas le revolotearan dentro y sin cesar. Se observaban mutuamente de pies a cabeza, sin tener reparos para detenerse en cada detalle, sus ojos, aquellos ojos qeu se veían azules así fuesen verdes, o quizás eran un poco azules también, quizás porque el azul es el color qeu mejor describe lo profundo, como el cielo o el mar, azúl profundo y desconocido. Su rostro de él era tan brillante, alumbraba radiante con su sonrisa, sus labios redondos, rosados, encorazonados, su nariz promintente, varonil, perfecta, su cara de ángel, sus rizos dorados y sus ojos azulosos aunque verdes.

Él se acerca, la mira, le toca la mano. Ella siente como uno a uno todos los vellos de su cuerpo comienzan a tensionarse y levantarse... de pronto una gota de sudor frío se desliza en su espalda.

Ella muda en silencio, estática e inmovil. Él en silencio estático e inmovil, de un momento a otro, como por arte de magia... como si fuesen dos imanes, sus labios se unen, se fusionan, se entrelazan en un único beso con pasíon infinita, eterna, inagotable y de nuevo todas estas sensaciones desconocidas se avalanzan sobre su mente.

Se vioó a sí misma y se vió desunda y solo en aquel instante sintió verguenza de su desnudes, antes ni siquiera se había percatado, ahí fue cuando notó que algo había cambiado, algo era diferente, sintió como aquel beso que le hacía parar los pesones le rebozaba el crerebro de conocimiento, sintiose atiborrada de todas esas verdades desconocidas y no supo si haber abierto sus ojos le alegraba o entristecía o quizás las dos al tiempo.

Y allí supo que era el miedo, la curiosidad, el hambre, el sueño, el temor, la ansiedad, la molestia, la felicidad, el agradecimiento, uno a uno, los sentimientos y las sensaciones cobraban nombre sin dejar de sentir por supuesto, ese que la hizo despertar, que la metió en su idilio... pero que no solo le abrio los poros de su cuerpo, sino los hilos de la mente, para reconocer todo en su esencia. Sintió aquella poderosa sensación y supo que aquel evitado sentimiento era el amor.

En un abrir y cerrar de ojos, se vió allí, frente a él sintiendo todo y controlando nada. Soltó la pomarrosa, esta calló al suelo sin ser probada y ella se dió la vuelta y se fue sin ser amada.

Texto agregado el 02-09-2012, y leído por 166 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
02-09-2012 ¡Qué final abrupto e inesperado! Las descripciones son de carácter cinematográfico, el final corta imágenes, sensaciones y esperanzas. No queda nada, todo se diluye, dejando una sensación amarga. 5* -preciosa-
 
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