Solo un instante bastó para darte cuenta. te encontraste tendida en medio de la noche en el callejón del chino a donde ibas para comprarle un poco de roca y solvente. Desde el 14 de octubre todo había cambiado y hasta conseguirte un poco de droga era como conseguir agua o un pedazo de pan.

Cuentas veces te imaginaste devorada por esas jaurías que han tomado la ciudad. y siempre te preguntas si el “bush” habría podido sobrevivir. Siempre lo tuviste tan consentido que nunca lo pudiste imaginar peleando por carroña contra dobermans y rottweilers.

Pero hacia tanto tiempo de eso que ya casi no lo recuerdas, antes podías comprar algo de comida lavando parabrisas o pidiendo a la salida del metro y algunas noches hasta te tocaba el colchón en el chante de tu tía o te podías quedar dormida en el parque a mediodía y soñar.

No, antes no tenías que andar con un palo en la mano y ni tenias que andar siempre acompañada buscando ratas entre las hendiduras de los caños, entre las ruinas polvosas de los edificios. Antes no había que ser condescendiente, ni mamarsela al chino para conseguir un botecito de cemento, para untar la mona. y un pedacito de roca.

Hoy día se ven cosas peores. como esos rumores que no crees, que no quieres creer. No podrías ir por ahí, por esas calles destruidas, llenas de hoyos y autos quemados creyendo en mierdas de fantasmas y moustros horrorosos que devoran gente. Dizque son de los que se escaparon de Chapultepec y que se cruzaron y quien sabe cuantas cosas más. Tu nunca ha visto más fieras que gatos y perros, y con eso ya tienes bastante para no dormir. Bueno, por eso mismo le entraste a la mona, porque ya no había de otra. antes con una rokita de vez en cuando estabas bien, pero ahora para dormir hay que huir, cerrar la mente y el estomago, no pensar, cerrar las piernas y encerrarse bien en la alcantarilla donde vives con los otros. ¿Donde están ahora mientras tu estas herida y sangrante a merced de gatos y perros?. hasta las ratas se darían un festín. ¿Sonríes? ¿Te causa gracia verte así hecha bolita echando baba por la boca a mitad de la calle?
Con todo, has logrado mantenerte más o menos con dignidad. has ganado cierto respeto. Te sabes fuerte, antes del 14 ya eras una digna hija de la calle `terminaras de puta pero de hambre no te mueres ´ decía tu tía ¿te acuerdas? . Quizá por eso te adaptaste tan pronto. Cuanta gente bien no se tiraba de puentes y edificios en ruinas por puritito miedo. Pero tu, en el fondo sentiste una suerte de gusto. Así debe sentirse la justicia.
Después de las latas que fueron escaseando hasta desaparecer, siguió la lucha por las verduras y plantas en mal estado y que la dejaban llena de gases. hasta aquel día de tu primera rata. ¿Cuánto hace de eso? Muchas ratas y perros y lo mejor; los gatos… “Lo que dieras en estos momentos por estar sentada en cuclillas y recargada en la pared del callejón de los medina, con un caldo de cola de gato servida en una de esas latas de atún”.
De todo eso ya ¿Cuánto? ahora tus ojos son opacos y puedo ver cada uno de tus huesos a través de tu piel blanquecina, no estas segura pero creó que te faltan un par de dientes. y tu cabello enmarañado no ha conocido cepillo hace años. ya ni siquiera notas las colonias de piojos que te habitan la cabeza y el pubis.
Ahhh, ya lo recuerdas? Fuiste buscando una mona y algo de rokitas hasta donde el chino, fuiste sola porque con solo dos ratas y un pajarito de esos que nunca te acuerdas como se llaman apenas te iba a tocar, no quisiste compartir con los otros. querías darte el gusto y porque el chino siempre que vas sola te da más porque le gusta tocarte y que se la chupes y “tu querías una mona para ti solita”.
Tan contenta venias con tu mona y tu rokita que no sentiste la mirada que te acechaba desde las paredes derrumbadas. de nada te sirvió ser tan chingona con el palo, ni la cadena en la cintura lista para desmadrar el cráneo de un perro grande si fuera necesario. de nada te sirvió tampoco no creer en moustros, fantasmas, ni en animales salvajes escapados del zoológico.
No fuiste capaz de moverte. Solo sentiste su mirada que te traspasaba el cerebro como si estuvieras siendo violada por un chino inmenso. tus piernas flaquearon y hubieras caído si sus manos como garras no te hubieran sostenido en vilo. Sentiste su aliento descompuesto y un tufo a podrido colmó tus fosas hasta la garganta. Sentiste sus colmillos atravesando tu cuello como dos filosas navajas y como la sangre huía.
Tu vista se nublo y aquí estas. hecha bolita como una niña, pequeña e indefensa, sin poder moverte a pesar de las ratas que se acercan mirándote con esos ojillos brillosos. Como hubieras querido tener las fuerzas para blandir tu palo y matarlas una a una pero tienes sueño, mucho sueño.