Estuviste en mi vientre como palomo cautivo.
Con tus manitas pequeñas me llenaste de cariño.
Primero estabas quietito
meciéndote
en esa cuna tan tibia que cree con el amor
que una madre espera a un niño.
No aparecías aún cuando me compré un vestido
para que supiera el mundo que estabas en mí escondido.
De pronto apareciste
con pequeños movimientos te anunciabas amor mío.
Llenaste toda mi vida:
imaginaba tus ojos
tu carita sonrosada
y la luz de tu existencia por mis ojos escapaba.
Te conversé
te canté esas mil canciones que pensaba te gustaban.
Llegaron las nueve lunas y mis nervios se alteraban
Dieguito
no alcanzaste a conocer el mundo que nos rodeaba
pero fuimos muy felices cuando mami te esperaba.
Así han pasado los años
aun siento tus latidos
porque vives en mi cuerpo aunque te hayas ido.
Victoria
Texto agregado el 01-09-2012, y leído por 696
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Lectores Opinan
03-08-2019
Un abrazo y mi recuerdo. Nuestros Pequeños juegan juntos.... Silvia P. rdejunio
14-12-2017
Qué poema tan hermoso para el pequeñín. Un fuerte abrazo Victoria ***** grilo
Vine a releer este maravilloso poema, una vez más... gsap
11-05-2014
Realmente bello,el único amor incondicional y eterno,el de los hijos Siempre estará en tu corazón,gracias querida por compartir tus escritos y vivencias,un abrazo fuerte reina