Sobre las nubes
12 de octubre, y estoy destrozada por completo. Mi vida se fue con él. Salgo de la iglesia y un amigo de muchos años me pide que saque todo lo que traigo dentro. Le conté y así empieza la historia.
Eran las 3 de la tarde y decidí abrir la página de esa escuela de diseño hice el trámite, y en días tomé la decisión de inscribirme en ese lugar. Cuando llegué a la escuela hice todo mi procedimiento, un día antes me sentía muy nerviosa por mi nueva etapa en la escuela, recuerdo que entró Carlo un chico que hasta el día de hoy ha sido un gran amigo para mí y fue mi paño de lágrimas.
El profesor entró a la clase, a los 20 minutos entro un hombre de aproximadamente 23 años, vestía un pantalón en color beige y una blusa en color blanca como la leche de su cabeza caían una rastas en muy mal estado, tomó un lugar hasta atrás del salón, y la clase continuo.
Los meses pasaron y solo algunas veces crucé palabra con Cristian. Siempre me llevé bien con todos hasta que un día vi que dibujaba un árbol que se encontraba afuera del salón. Lo dibujó tal cual, le dije que tenía talento.
Pasaron 4 semestres cuando yo terminé una relación bastante tormentosa. Decidí darme un tiempo.
Todos los días llegue temprano a mis clases. Todos sabíamos que cuando Cristian no llegaba a la clase era por que andaba en uno de sus viajes. Me refiero a que se drogaba. Algunas veces llegaba en estado inconveniente, aun así lo dejaban pasar a la escuela.
Casi al terminar la escuela recuerdo haber estado en mi casa mirando la puesta de sol y me di cuenta que el no salía de mi cabeza, era la necesidad de verlo. Su cara, sus ojos, sus restas, era algo que me impresionaba. Lo llegue a ver algunas veces “pasado” pero jamás me faltó al respeto. Cuando estaba en sus cinco sentidos siempre fue un chico muy lindo. Trabajaba en un taller de pintura. Dos meses antes de terminar la carrera le platiqué a mi mejor amigo de mis sentimientos le me dijo que estaba loca, que no podía enamorarme de un drogadicto, porque me condenaría a un hombre que es adicto a un “algo” de lo cual depende. Carlo como se llama mi amigo me dijo que lo sacara de mi cabeza porque si se metía en mi corazón sería difícil olvidarlo, pero en cuestión de días él ya estaba en mi corazón y sin pensar decidí tomar las consecuencias.
Por un descuido en la escuela platicando de lo mismo Cristian nos escuchó. Por la noche él llegó al mismo café donde yo cenaba los jueves, se sentó en mi mesa y me hizo la plática, obviamente no estaba drogado, él se encontraba en sus cinco sentidos. Me contó lo que había escuchado, y me dijo que yo no era para él. Que yo me merecía otro hombre, que le pudiera dar un futuro lleno de felicidad y no como él que él me podría dar. Me tomo de la mano y me dijo que él era un drogadicto y no quería hacerme sufrir. Sus palabras me rompieron el corazón, como un caballero me llevó a mi casa.
Como todos los días fui a la escuela, y lo vi en un pasillo que se encontraba en vacío, lo tomé de la mano y nos abrazamos. Por primera vez cruzamos nuestros labios.
Al terminar las clases, el por arte de magia desapareció. Y lo fui a buscar a su casa. Al tocar la puerta, el abrió y él se encontraba con un short en color azul, con el torso desnudo. Sus rastas cubrían todo su rostro, me invitó a pasar y tomamos un café después de que me mostró todos sus cuadros. La noche nos invitó a pasarla juntos. Después de que el mismo me quitara la ropa, y quedáramos tal y como somos, nos miramos y nos hundimos en el fuego intenso de la pasión. Sus labios eran suaves, su pelo olía a lavanda, su piel era delicada, mientras el tocaba mis pechos, y llevaba su mano a mi cintura, y nos acostamos en su cama que al destenderla se lograba percibir ese aroma a perfume fino. Después de hacer el amor. De una manera tan tierna dormimos toda la noche. Era sábado por la mañana cuando me desperté y él se encontraba pintado. Cuando me levanté sin ponerme nada para cubrir mi cuerpo lo abracé por atrás y pude ver que el cuadro que ya estaba firmando, se encontraba mi figura plasmada en ese pedazo de lienzo donde el me admiró por no sé cuántas horas. En la parte de abajo decía: “con amor para miranda.”
Él se prestó a intentar ese vicio que solo lo desgastaba y no le hacía nada bien. Fue muy difícil.
Casi dos años limpio, con la ayuda de los expertos y de mi amor, logramos que dejara las drogas, nunca negamos nuestro amor. Cada vez que hacíamos el amor me sentía sobre las nubes, eran momentos mágicos. Un día me sentí mal y después de unos estudios, estaba embarazada.
Nuestro hermoso bebe nació, un lindo bebe que llamamos Santiago. Cristian se levanto temprano para ir a trabajar, sentía un mal presentimiento.
Todo el día me sentí intranquila y por la noche y par de policías tocaron a mi puerta, Santiago estaba en su cuna, cuando abrí la puerta, los uniformados pasaron a mi casa, donde me dieron la noticia. Sin decir nada tomé a mi hijo, me puse un pantalón en color azul, y fui con ellos. Al llegar al forense, entré sola a un cuarto en color blanco, los policías y Carlo cargando a nuestro bebe se encontraban afuera.
El doctor me indicó que levantara la sabana en color blanco. Cuando la toque, me recordó a aquella vez en la que ese hombre de rastas, y ojos verdes, con una camisa en color blanco entró al salón y me dejó cautivada. Lo destapé y pude ver su rostro pálido y esos suaves labios que ese día por la mañana bese.
Por mi cabeza solo pasaban esas hermosas palabras que me decía a diario y su promesa de nunca más tocar fondo.
Mi mente se puso en blanco, y desperté en una camilla. Carlo se encontraba arreglando papeles. Y es como hasta el día de hoy voy a enterrar al padre de mi hijo. Al amor de mi vida.
Despertando de ese sueño, mi amigo lloraba y Carlo se encontraba recargado en una roca con sus manos empalmadas con un rosario cruzado, se encontraba rezando. Mis amigos uno a uno se dirigían adonde depositaria sus cenizas.
Creo que nunca más caminaré sobre las nubes.
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