A los ojos de la mayoría, él fue conocido como una bestia, un ser que no llegaba a ser humano, pues de su boca solo surgían gruñidos y ruidos como los de los animales.
Las noche de Luna Llena se le podía escuchar aullando junto a sus hermanos de manada, pues se decía que siendo tan solo un bebe, una loba lo recojió y crió como a un lobezno más.
Sus ojos eran profundos y astutos, una maraña de pelo le cubría la cara, y como un lobo se comportaba.
Pero lo que la mayoria no llegó a saber es como aquella supuesta bestia aullaba desesperado, como de aquellos ojos animalescos surgieron amargas lágrimas el día que, atado de pies y manos, fue arrastrado al que, según todos, era su verdadero mundo. Ni tampoco cuentan como, en aquel profundo valle de montaña, durante mucho tiempo despues, ningún pastor ni cazador se atrevieron a salir al monte, pues cada noche podía escucharse la lastimera canción de despedida de su verdadera familia. Ni tampoco cuentan como, muchos años despues, muy lejos de allí, en la celda de un hospital mental, del rincon más oscuro de la habitación, surgía en un susuro la misma cancion.
|