Para Kristy , su fiesta de licenciatura era un evento muy especial, deseaba verse bella a toda costa; por lo que decidió ir de shopping y comprar el traje más bello que acompañara su fisonomía. Una vez en su hogar hizo los procedimientos necesarios para resaltar su esbelto cuerpo. Tomó un baño de tina para relajarse y estar bien preparada psicológicamente, masajeó su cabello por treinta minutos, alisó su pelo y se maquilló minuciosamente, volvió a alisar su pelo y cambió el color de su esmalte para uñas, ya que no le gustó la combinación del azul platinado con sus pendientes de perla, finalmente terminó aplicando una buena dosis de su perfume Carolina Herrera para cautivar a ese galán que le quitaba el sueño. Al salir de su habitación preguntó a su madre que tal se veía; ella en lágrimas le señaló que sería la mujer más bella de toda la fiesta, Kristy sonrió, se sintió segura.

Una vez en la fiesta, todas las miradas se dirigieron a ella, con personalidad tomó su cartera y se sentó junto a la chimenea; allí permaneció toda la noche, no fue aceptada.

Bajo su tristeza pensaba una y otra vez en que había fallado, no encontraba razón para tal cruel rechazo. En sus más íntimos deseos, pedía a Dios por la concientización de los homofóbicos. Se quitó la peluca y salió corriendo a su hogar.