| Desde el mismo momentoen que te conocí,
 fui despojándote de velos
 
 Uno me mostró tus ojos,
 Redondos o achinados.
 No recuerdo.
 Pardos, azules, verdes, no sé.
 Eso sí, expresivos.
 Ellos me contaron la mitad de tu vida
 
 El siguiente velo
 Terminó de mostrarme tu cara
 Con tu nariz fina,
 Levantada y desafiante
 ¿O era gruesa, recta,
 como de dioses griegos?
 
 Con tus labios,
 La mirada fue fugaz.
 Sólo el tiempo necesario
 para tenerlos entre los míos
 palpando la perfección de tus dientes
 
 Nunca toqué tus ropas
 mostradas bajo el tercer y cuarto velos.
 Sólo imaginé cada partícula de piel,
 que se escondía ante mis ojos.
 
 Mientras hablabas, desnudaste tu alma.
 Supe tu secreto mejor guardado,
 no omitiste ningún detalle.
 Los velos y los ropajes materiales
 volaron desde nosotros.
 
 Luego de semanas conociéndote,
 hoy me veo aquí,
 frente al lienzo blanco donde pintaré tu imagen,
 mientras tratas de vencer el pudor,
 para mostrarme la piel física
 que sólo existe para envolver
 lo verdaderamente real de tu vida
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