Sin medir mi estupidez, decido enviarte una señal
tenue desde mi mundo al tuyo deshaciendome del último resquicio de orgullo que aun me pertenecía para que sólo me devuelvas silencio...
Silencio que duele,
que lastima mi ego
y que me llena de preguntas,
porque pienso que quizás
sea silencio que simula olvido.
Porque también hubo otros silencios entre nosotros cómo ese silencio cómplice
que nos obligaba a esquivar las miradas para contener la risa.
O ese silencio que empezaba en el momento exacto de las caricias.
De todas formas y fuese cual fuese tu motivo, bendito sea tu silencio, para llenarlo yo con todas mis palabras.
Texto agregado el 28-08-2012, y leído por 421
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Lectores Opinan
02-12-2013
este en especial me encanto.. buena energia
oscprin
04-04-2013
Tras la difícil decisión de dejar tu ego atrás... es aún más difícil recibir nada... bello escrito. ***** yira