"A mano alzada: se dibujan mis lamentos,
Sobre el papiro fresco de una cruel fantasía.”

[Ayer soñé que me quería… Pero hoy desperté. ]

......

Y quiero tu amor parece; lo demás no importa…
¡Pero no puedo tenerlo!

Estoy tan enferma, enferma de tu rechazo y tu falta de amor por mí.

No puedo fingir lo que no siento, y esto hoy me consume…
Me agita, me enturbia, me enloquece. Y estás incrustada aquí a mi pecho…

Y a mis sienes,
Y a mis males;
A mis bienes.

Lo que soy, es lo que te estoy dando;
No tengo otra cosa que ofrecerte.
Y quiero reventar en un profundo grito: mis silencios…
Mi suplicio, éste pecado y TODO…

Profundo y áspero como lo son tus actos;
Actos que siempre tajantes aún me condenan.

¡Salte, salte de mí, salte de éste cuerpo y no vuelvas!
Y es que no necesito probar tus carnes,
Para saber cómo se siente lo sublime y
Lo perfecto.

Si no me tomas ahora, ¡déjame!
Nunca me ha gustado morir de a pocos.

Y si he de condenarme por quererte,
Que sea entera y sin reparos.
Y si no…
¡Vete hoy de mí, vete pa´ siempre!

Déjame sufrir en soledad la amargura de tu adiós;
El flagelo en tu desdén, tu partida inevitable…

Tal vez llorando, tal vez riendo a sordas carcajadas...
Ó bañada en borbotones de “sal marina”.

¡Qué te importa!

Mientras me cure de ti, que se curtan mis pieles y que no te ocupe el pensamiento.

Algún día me he de levantar por la mañana…
“Con la frente marchita”,
Como tu Gardel cantaba.

Con una gran sonrisa que no es falsa pero no va enserio. Y andaré por la calle; una cualquiera...
Trepada en mi auto o sobre estos pies.

Y habré de mirar a una mujer hermosa;
Despampanante... De esas que se acompañan con la mirada aun que bien no debas.

Será perfecta,
Será una Diosa…
Como la que alguna vez me exilio de su hermoso cielo:
El cielo incandescente de Obregón Sonora... En el que alguna vez Ose posar mis tristes ojos.

Entonces musitaré tu nombre…
Será quedito, para que no duela.

Y recordaré que muchas noches pretendí “escribir en la oscuridad tu nombre”, aún sabiendo que es tu nombre la esencia de todos los colores.

Blanca:

Mi niña mono-cromática, mi niña divina.
Mi niña que no es mi niña; pero hoy tampoco es mi mujer.

Y extrañare tus ojos, extrañare tu boca:
Sus coqueteos parpadeos y esos besos de mentira que de verdad me saben.

Y entonces… repetiré muy para mis adentros:
“Me ha dolido y tanto, que hasta parece que es verdad que ha pasado por aquí”…

Luego, soltare un suspiro y detrás de él se irá abrazada la nostalgia;
La que hoy se esconde en mi trecho, tras la duda del “Qué pudo ser”.



By.skM.