Hería el sol la mañana
el viento levantaba olas inmensas
que venían a lamer los muslos del roquerío
pasando por sobre él avasallador, violento
la espuma se sembraba por la playa, inquieta
agitada, sin rumbo esperando ser recogida
por la marea posesiva, autoritaria
para ir de nuevo al encuentro de una nueva ola
mientras, el sol reía del juego del viento y el mar
el acantilado blanqueado de espuma reflejaba
la tarde que se teñía de bronce
gaviotas de plata retaban al viento
confundiendo su graznar con el atronador sonar
del mar embravecido.
Texto agregado el 26-08-2012, y leído por 157
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