El 11 de agosto de 2012 finalizaron las “Olimpiadas” de Londres.
El pequeño mundo que me cobija dio vuelta la página y como de costumbre barrió para adentro y depositó el contenido bajo la alfombra.
Jueves 16 de agosto de 2012: Fuerzas represoras asesinaron a mansalva 34 mineros en Sudáfrica. Llevaban varios días en huelga en protesta por las malas condiciones de trabajo impuestas por la empresa Lonmin, responsable de la mina. Fueron acribillados a tiros por agentes de la policía que aseguran haber actuado en defensa propia.
(Tu mundo… queda claro. Por el escaso volumen que engloba “tu mundo” procura no generalizar y manéjate con prudencia. Por lo visto piensas adoptar tu proverbial rumbo contestatario; avizoro un plasma extensivo como la cría del ganado. Dado que te conozco no puedo menos que aconsejarte brevedad si pretendes ser leído. Disculpa la franqueza)
Un burbujeo de ilusiones coloreadas concitó la atención sacramental de cientos de millones de espectadores en todo el mundo, yo entre ellos por supuesto. Como era de prever no pasó de una nueva versión de la parodia muy bien servida – como siempre - respecto a uno de los tantos mitos alimentados en nombre de una Paz que nadie conoce. Como Dios.
(Esto último me parece una extravagancia barata y efectista)
“Sus ojos se cerraron y el mundo sigue andando”.
(No sé qué tendrá que ver Carlos Gardel en todo esto. Si te refieres a la popular letra de tango, bueno es aclararte que el compositor se remite a la tragedia de su mujer amante enferma de gravedad y que parece ser, murió en sus brazos en tanto los carnavales a la vuelta de la esquina celebraban al dios Momo. De un modo u otro a esa realidad de contrastes trágicos nos acostumbramos los humanos. No sé qué tiene de particular)
En lo personal creo que estos eventos constituyen un antiácido efervescente que proporcionaría un alivio sintomático; un descanso supuestamente reparador de las molestias existenciales que depara la lucha - generalmente cruel y mucha - por experimentar una sensación de relevancia en proporción a un mosquito molesto o un cangrejo desorientado. Encontrar algo que comer y evitar ser devorado: La consigna de hierro.
Y al mismo tiempo la indiferencia estructural del individuo… ¡Qué dilema¡
Admito que todo esto es opinable como la belleza de la presentadora de ESPN.
(Por supuesto que lo es. En mi caso, sin ir más lejos, entiendo que la vida bien vale la pena ser vivida a plenitud, así vengan los vientos de proa y las peores experiencias se nos estallen en la cara. Si entiendes que mirar la luna y atarse los cordones no es más que un velorio permanente allá tú con tus coronas de flores, pero ten a bien no atosigarnos con tu desencanto malevo. Respecto de la rubia creo que no hay dos opiniones)
Vuelvo a la indiferencia del tipo.
1) Un par de chicas tan altas como flacas se introduce, luego de inverosímiles contorsiones no carentes de garbo, en un cubo de vidrio de un metro de lado. Quedan enrolladas allí dentro como dos piezas de bacalao: “¡Qué bueno¡”…¡Increíble¡…¿Estas mujeres no tienen huesos? ¡Ven a ver esto Clotilde¡”
“No me jodas con esas cosas que bastante tengo ya con estos ruleros…”
2) El atleta jamaiquino Usain Bolt, demostró que es posible correr mts10.43 en un segundo. Los comentarios no se hicieron esperar:
“Mejor le hicieran control anti-doping a ese negro pichicatero”
3) Seis chinos, impulsados por el elástico envión de un trampolín de madera caen uno sobre el hombro del otro, todos apoyados sobre los de un séptimo en escala vertical. La estiba humana desafía la gravedad y el diablo mueve la cola con inquietud. Piensas sardónicamente: “Alguno de éstos se va a hacer m…” Pero no, no se caen, y de últimas uno tras otro baja, como por una escalera de incendios, utilizando al de abajo como escalón. “¡Esto es brutal¡” …
Acodado al mostrador un rioplatense se echa la “penúltima” al buche: “…Comen perros y hormigas: Así, cualquiera”
4) Copio del Times, edición especial de agosto: “Se sabe de fuente bien informada que en Reno, Nevada, se está experimentando con una especie desconocida de gallináceas que pondrían huevos cúbicos. En principio desorientó grandemente a los gallos quienes notaban que había en ese asunto algo que no “encajaba”. Los científicos solucionaron rápidamente el inconveniente inyectando a los arrogantes machos hormonas femeninas, succionándoles a su vez los espermios para luego aplicarlos in vitro en las hembras. El inconveniente que subsiste y al que por ahora no se le ha encontrado solución es la acción lacerante de los cantos afilados del huevo en las mucosas y las fibras del ano de las desgraciadas (cloaca) . Mueren desangradas y los pollos nacen con severos traumas de crecimiento. Es un asunto que preocupa mucho a los proveedores dado que el producto conformado de esa forma ahorraría muchos dólares en fletes. Ampliaremos”
”Estos yanquis son increíbles: ¿Te das cuenta Emeterio de lo que es capaz la ciencia? ¿Y qué me dices de los pobres gallos… haciendo el “yiro” con la carterita colgada de un ala”.
“Deja de fastidiar con esas bobadas mujer y alcánzame los calzoncillos de una buena vez que ya se me están enfriando las zonas pudendas.”
5) Un voyeur furtivo realizó las siguientes declaraciones a “El Correveidile”, pasquín sensacionalista editado en el barrio de Manrique, Medellín:
“El cura párroco se masturbaba tras una encina, yo lo vi. Me percaté también que un sonido inoportuno lo distrajo de súbito impidiéndole el goce acostumbrado. Puteó claramente mirando la fronda. Me acerqué lentamente dándole tiempo a que se levantara la cremallera del pantalón. Le pregunté si le pasaba algo pues le oí gritar…cosas. Un tanto turbado el sacerdote me explicó que estaba orando como lo hace de costumbre y de pronto escuchó”relinchos”.”¿Relinchos? Si hijo mío, relinchos: Relinchos de pájaros Había algunos pájaros raros parados sobre mi cabeza por lo cual no podían ser otros los que producían esas voces de caballo”
En la homilía se refirió al tema dando a entender que se trataba de una señal inconfundible y misteriosa dirigida a su conciencia de cristiano y la confirmación, por si hiciese falta, de los infinitos caminos que tiene el Señor para comunicarse con los hombres. Algunos feligreses se rascaron la cabeza pero nadie tenía derecho ni se atreviò a poner en tela de juicio los dichos del Ministro del Señor. El asunto sin embargo ha conmovido a la comunidad científica. Sin perjuicio y tratándose de uno de sus pastores, la Santa Sede abrió un sumario para considerar el asunto. El Papa lo tiene claro y en rueda de íntimos ha sido contundente: ”Diese pajero hat mich faul”( este pajero me tiene podrido.
6) El muy prestigioso “Metro”, diario editado en Estocolmo, informó recientemente en primera plana que “Marcelo Tinelli habría decidido cambiar el formato de su programa “Soñando por bailar”. A partir del 2013 se llamará “Soñando con el pudor y las buenas costumbres”, confió a sus íntimos. Cristina F.de Kirchner, la Primer Mandataria que le sigue en orden de jerarquía al Todopoderoso, teme que en cuanto la clase media argentina se entere de ese cambio trascendental para la cultura universal, hará público su repudio golpeando cacerolas contra su política de no sofocar esa idea en nombre de las libertades democráticas imperantes. La movida contaría con la adhesión del dirigente camionero Moyano. Pero será inútil luchar contra las decisiones tomadas por el máximo poder que se conoce en esa república sudamericana: La decisión está tomada y ya no hay marcha atrás. El “Supremo” considera que en cualquier momento puede ser abuelo; que es hora de darle un vuelco de 360º a su perfil conocido. La idea es invitar al nuevo programa a los Niños Cantores de Viena, el Coro de las Esclavas de San Idelfonso, “La Asociación de Diabéticos vive y canta” y cosas así.
En “Nota al pie” aclara el cronista: “En realidad quiso decir “dar un vuelco de 180º”; pero en la Productora “Ideas del Sur” nadie se animó a corregirlo… fuera cosa que se le pasara la fiebre y la emprendiera a cabezazos con el entrometido corrector.“
“¡Ah¡… no Amelia. Rompo la tele, me suicido. No puede ser, no puedo imaginarme irme a acostar sin mi dosis diaria de minas en pelotas y el tipo de muletas bailando la cumbia. No Dios mío, no me hagas esto. Tú sabes que nunca te he molestado, pero por “esta vez” te pido: Ilumínalo a Marcelo…o me mato.”
7) Un pobre hombre enfermo cosió a puñaladas a su concubina y a la hija de ésta de ocho años fruto de otro matrimonio. Fue en Montevideo, la niña concurría a la escuela donde habitualmente lo hace una sobrina mía. Utilizó a tal efecto un destornillador. El Juez de la cusa le aplicó la máxima pena: Lo condenó al Manicomio del Estado. En Uruguay la pena de muerte no está comprendida en el Código Penal, pero siempre se ha entendido aquí que esa medida es una manera de disfrazarla con el agregado que el penado antes de morir ha de pudrirse en vida. La información es rigurosamente cierta y el Establecimiento en cuestión está en la calle Vilardebó 1415, barrio de la Aguada.
En fin; “…La vida es una herida absurda/ y todo, todo es tan fugaz/ que es una curda nada más/ mi confesión/ (“La última curda”, tangazo de Cátulo Castillo que inmortalizara Aníbal Troilo”.)
¿Alguien puede dudarlo?
(Como comprenderás estamos deseosos, los tres que aún te siguen leyendo y yo, en saber por qué camino torturado te internarás.)
Por último te invito a leer, querido lector, un sabroso y viejo libro de Enrique Jardiel Poncela intitulado “La Tournée de Dios”. En él se plantea, entre chisporroteos de humor, buen gusto y depurado estilo literario (el susodicho integró el elenco estable de la Real Academia Española en el segundo cuarto del siglo XX) la llegada imprevista de Dios a la Tierra. Leyendo esa publicación excepcional comprenderías (tal vez) mi desilusión básica.
(Pesimismo craso, propio de un lavaplatos con dolor de muelas. Si algún lector te contesta…ya conocerás el furor de la gente que no es “ni ahí”, lo que tu negatividad le imputa. O acaso crees que la desgracia que abate a los seres humanos, el amor y todas sus doradas acepciones pasa “como así” por la cabeza de todo el mundo. ¿Has leído a Marx?; yo no, pero por las dudas te lo pregunto pues está en todas la librerías y parece ser que el inglés tenía razón en muchas consecuencias – no ajenas a tu ramplón planteo - cuyas causas analizó con más tino que nadie, tengo entendido. O Antonio Gramsci, un italiano de izquierdas, encarcelado por Mussolini que rebatió, encerrado hasta que murió, a puro talento pensante, nada menos que a Lenin y su concepción del Estado. Hoy día es mentado dos por tres por Nicolás Sarkozy, fíjate tú, por aquello que el gran pensador peninsular sostenía respecto a que el Poder se consigue a través del triunfo de las ideas. Me dirás: Claro está, “La Biblia” y el “calefón”…puede ser. ¡Maldición¡, creo que me estoy contradiciendo y dándote la razón. Es que realmente eres intrigante y malicioso)
¿Estas “Olimpiadas”?: Una pompa de jabón electrificada que a lo sumo engrosará estadísticas que a pocos importará y por supuesto las arcas de los listos que cortan el pastel.
(Y dale Juana con los canastos...)
De todos modos el grandioso suceso, quirúrgicamente extraído del contexto rutinario de la guerra permanente y la magia de los carteristas, da material suficiente para satisfacer la compulsión de escribir. Y lo hago ahora, cuando excepcionalmente puedo discernir con cariño y no con devoción.
(Bueno…al escritor le ha ganado la compostura. Veamos que dice nuestro Caifás.)
Inicialmente estimo que el monto de los gastos en infraestructura, pólvora, útiles, enseres deportivos, transporte y cien mil cosas más asignadas a estos JJ.OO se inscribiría con holgura en lo que podría catalogarse como de cuantía sideral. Considero también que el resultado del balance general sólo será conocido por tres o cuatro mafiosos procedentes de los países que acapararon la mayor cantidad de medallas y bancaron las apuestas y el mercadeo del deporte “grande”.
Sin embargo y apartándonos por un instante de la cara oscura de la luna, no puedo menos que sacarme el sombrero frente a tal despliegue de inteligencia y capacidad organizativa.
En efecto: Fue tan puntillosa la articulación de los detalles que uno de ellos, para mí muy significativo pues involucra un concepto deportivo ligado armoniosamente a la cultura de un pueblo, se coló inadvertido para muchos espectadores: El personal de “seguridad” no se hizo ver.
En el Río de la Plata los llamamos milicos, patovicas, colimbas, batidores, yuta, canas, tiras, etc.
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(Debía haberlos por miles pero sigues confundiendo morcillas con hilo negro…Sigue)
Agrego, en beneficio de esa percepción personal, el tratamiento dado a algunos loquitos que se permitieron el riesgoso acceso al área de competencias con sus panderetas y macacadas.
Nadie se molestó por ello, al contrario: La gente parecía disfrutar de la chifladura, riendo y aplaudiendo los inocentes despropósitos que por otra parte no interfirieron en lo más mínimo en el desarrollo de las competencias. No dudo que un “bobee” los invitase a abandonar el lugar, les ofreciese cigarrillos, les entregase un vale de gasolina y los despidiese en la puerta del Estadio con un apretón de manos. En el Río de la Plata los muelen a palos y les “plantan” una “lágrima” de cocaína para meterlos presos, y bien presos por consumo de estupefacientes.
No omitiré, nobleza obliga, la admiración que me inspira el sacrificio demoledor de muchos de mis congéneres en pos de la obtención de una presea, sólo explicable o concebible en consideración de aspectos sociológicos vinculados a la cultura, las actitudes, las emociones, la ética, el ejercicio de (y la adaptación a) la autoridad, la relación social, la persuasión, no improbablemente la coerción y aún más la calidad o cualidad genética.
Esto último lo extraje de unos apuntes que tengo aquí delante, fruto de la asistencia a un “taller” o “simposio” cuyo disertante, un catedrático forense de perita y traje a rayas, ocupó su espacio en la difusión de la obra de un austríaco que admiro, eminente premio Nobel, médico, zoólogo y excepcional etólogo: Konrad Zacharías Lorenz.
Recomiendo su bibliografía en el campo de la Etología, único método científico razonable, creo yo, para entender la existencia e incidencia maligna de individuos tales como la Merkel o un Rajoy.
Aunque con mayores dificultades (no estoy claro en esto) un Berlusconi, un Almodóvar o un Macri.
Advierto que el sabio no tiene respuestas en tanto se trate de Maradona, Busch, Moria Casán y los que practican bádminton.
(¿Nada tienes que decir respecto las competencias propiamente dichas? Si es así no te extiendas demasiado pues a esta altura te quedan, con mucho, dos lectores. No invoques que no te avisé)
Respecto a las pruebas de destreza deportiva mis conceptos se remitirán, por una cuestión de espacio y recato, a pincelazos de brocha gorda.
Vi mucha carne humana sometida, por años seguramente, al delirio de las doce horas diarias de entrenamiento. Brazos y piernas descomunales, venas a reventar, sílfides y apolos de piel brillante como el salmón. En un horizonte no lejano vislumbro la sombra siniestra y tétrica de una silla de ruedas para varios de estos esforzados.
(Que la boca se te haga un frunce. Parece mentira que disparatees de este modo)
El triunfador de la “caminata” con sus ojos hundidos y la cabeza rapada parecía un espectro extraído de una pesadilla.
Uno pensó que acabaría desencajado de caderas, lo recogerían en silencio y lo meterían en una caja para armarlo nuevamente en el acto de entrega de medallas. Sin embargo, el pequeño hombre se sentó en el suelo, resopló con discreción y se levantó fresco como un disparador de piropos. No pude evidenciar en el atleta signos de respiración alterada ni efectos del cansancio. Tampoco lograba sonreír: La piel pegada a los huesos de la cara se lo impedía, como a las Gracielas: Borges y Alfano.
Atletas flacas, flaquísimas que dejaron todo, incluso sus senos, en procura del podio olímpico.
Las grandes potencias deportivas perpetraron una vez más el proverbial y riguroso darwinismo sobre niñas y niños que a los catorce o quince años no sienten su cuerpo; hubo entre ellos quienes volaron (literalmente) por instantes; o con su propio impulso dieron tres vueltas ovillados en el aire previo caer despiadadamente sobre sus talones.
Quizá los mercachifles de un chovinismo de subsuelo pudiesen lograr que los huesos de la columna vertebral de esos (cuasi) niños se acallasen por un tiempo. Ojalá que ese tiempo sea largo y les dé lugar a disfrutar de la vida. Y todo por el logro de un laurel o un pedazo de hierro bruño para la “Patria”. En rigor está en juego un prestigio devorador y malsano, cuasi de tribu, como lo describe Lorenz con brillantez.
No creo que ningún animal haga eso con su cría. (Ibidem)
(Imaginaos una gaviota enseñándole karate a su gaviotín. Tú y Lorenz, deliran. Pero a esta altura poco importa: No tienes lectores…)
Los basquetbolistas americanos de ambos sexos ejecutaron magistralmente una sinfonía aprendida en el rigor de los callejones del Bronx y otros sitios, según los elitistas, destinados a la basura humana, confirmando una vez más que el arte deberá ser popular o no es arte.
El vértigo del ciclismo en pista es inenarrable…como la belleza de la Penélope Cruz.
La esgrima que agrada al público consumidor es la que asalta bergantines, derrama sangre y corta cabezas, no esa tontería de caballeros de la Edad Media que nos han ofrecido los señores coroneles con alambres en la cara.
Me heló la sangre el gesto lobuno de una alemana previo lanzar la jabalina. El alemán es cosa seria…realmente.
No encuentro razón alguna para que subsista competitivamente “el lanzamiento del disco”. Qué tontería ¿no? Lo del martillo (que no es martillo) ni hablar. Una disputa reservada a camioneros y patronas de pulperías.
Los que levantan pesas tienen su lugar bien ganado a la diestra del Señor.
La técnica del salto alto y la garrocha es sobrecogedora: El mejor espectáculo de las Olimpiadas para mi gusto.
El salto en largo no es democrático: Sólo es posible practicarlo con cierto éxito por los larguiruchos. No sé… además encuentro algo de infantil en eso de saltar un poquito más allá que los demás.
Lamentablemente vi poco remo. El remo es un deporte muy completo y formador de personalidad solidaria. No pude apreciar ninguna carrera de los “ocho con timonel”, la especialidad top que disfrutó mi cuerpo y mi alma en un tiempo de verdes brillantes.
Cuando los campeones estadounidenses de natación se largaban a competir en single o postas, sugerían tiburones, delfines o quién sabe qué tipo de androide. Recobraban la humanidad cuando se desprendían de los lentes con una sonrisa. No sé qué pasará con estos muchachos cuando se apaga la luz.
Me apenan las mujeres tipo “Schwarzenegger”, las que boxean, las que con el pretexto de demostrar que pueden hacer las mismas “cosas” que el hombre, deforman “in extremis” su delicadeza corporal, o con el propósito de un récor o un título olímpico se lastiman entre ellas. Seguramente hay dinero o insistencias políticas de por medio pero creo que no pasa por ahí “la cosa”.
La divina Serena William espantó las moscas de la mesa una vez más. Poca prensa como siempre.
Conocí la existencia de países que ni me imaginaba. Atuendos fantásticos…Mr.Bing me hizo reír por primera vez.
Me informé que Jamaica es una isla ubicada en el Mar Caribe de 280k. de largo por 80 de ancho. Tiene dos millones y medio de habitantes y claro.. el genio de Bob Marley. Menos población que la de mi país, Uruguay. Ahí nacieron los increíbles atletas que en estos juegos se coronaron como los más rápidos del mundo. Ese pueblo, vaya dicho de paso, tiene su libertad ganada a partir de 1962 (antes de ayer). Hasta esa fecha la “calandraca” de rosado que inauguró los JJ.OO fue su “presidenta honoraria” en nombre de la “Corona”, claro está…
Repito: Es imposible no haber reparado en el gran acontecimiento, excepto (siempre hay una excepción que confirma la regla): Carmela…
(Bueno… ya te vas a largar con alguna de tus zonceras. Aunque apostaría todo lo que tengo a que ninguno de los lectores del principio ha llegado hasta aquí, la ley de las probabilidades me obliga a ser cauto. Puede que te haya seguido un insomne o un masoquista. A ellos advierto que más le valdrá apagar el ordenador)
Horas antes de la inauguración de los Juegos estaba en el Club como de costumbre. Iba camino de “echarse” unas piletas suaves luego de mortificarse con los “fierros” del gimnasio.
Habitual y explicablemente le daba “con todo” al ejercicio fuerte: Adolecía de algunos rollitos a nivel de espalda y cintura, sin contar la maldición granulosa que se aposenta generalmente en los glúteos de las damas que consumen carne y se satisfacen con las exquisiteces de McDonald’s.
Carmela no estaba mal. No tenía novio pero era joven y podía esperar un tiempito… Los zapallos crecen de la nada.
Con una bikini de infarto se fue acercando, sentimental y coqueta, hasta el borde de la procelosa alberca mientras se calaba la gorrita de goma con la pipa impresa.
En ese momento salía del agua Joaquín, conocido en el ambiente por el mal nombre del “tres patas”. Este personaje, trabajador del Puerto y muy buen tipo, ya había picado por varios clubes deportivos y en ninguno “echado anclas”. Era un problema para las dirigencias que resolvían “su asunto” con el simple expediente de prohibirle acercarse a la piscina. Tenía varios juicios abiertos por aquello de la defensa de los derechos individuales pero la justicia, como se sabe, camina sobre la concha de una tortuga coja.
El asunto carecía de interés y los expedientes se iban encajonando para sacarlos a luz en la mejor oportunidad. Finalmente le ganaban por “cansancio”. Pero él no se entregó nunca; le gustaba la natación y especialmente esa sensación de tibieza y levedad que proporciona el agua filtrada.
Se había asociado el día anterior al Club donde concurría Carmela y en principio, por unas horas no más, pasó desapercibido.
Una coincidencia cruel enfrentó ambos destinos: Joaquín en el intento de emerger del agua y ella, por zambullirse a centímetros de la baranda de la cual él se sujetaba para salir.
Carmela ya estaba con los brazos en alto y las palmas pegaditas. Miraba el fluido azulado con delectación en tanto elevaba la cola como un Boeing a punto de despegar.
Los ojos de la chica, mujer al fin, se posaron con veleidad seductora en el medio cuerpo chorreante del “guapo” que salía del agua, e inevitablemente… lo que venía después.
Ocurrió lo que tenía que ocurrir: Con la tanguita rumbosamente pegada a la piel, Joaquín exhibía con naturalidad sus extraordinarios atributos como si se tratase de una vidriera de la zona roja de Rotterdam. Carmela quedó bizca de inmediato, las piernas se le arquearon y le entró un temblor cuasi epiléptico. Cayó al agua entre alaridos de pánico.
Para peor, fíjate tú azorado lector, el muchacho, como un caballero que se precie, se zambulló inmediatamente para rescatarla de la infeliz emergencia. Ella manoteaba desesperada y en el manoteo…se prendió.
Me enteré casualmente que sus padres debieron internarla en un sanatorio especializado donde le intervinieron las dos vistas. Una eminencia de la oftalmología mundial, traída especialmente de Beijing (debieron vender el auto y la colección numismática del abuelo para pagar el viaje y la estadía) tras un exhaustivo examen consideró que recobraría la visión normal en poco tiempo. Por las dudas sus padres (aún) tienen atado en el fondo de la casa el perro lazarillo que le compraron entre sollozos.
Lamentablemente, pese al optimismo del diagnóstico…una pena cruel le aqueja.
Hay algo que ella no se anima a describir y que la desvela. Un síndrome post-traumático de difícil pronóstico. La sorprenden alucinaciones demoníacas y sólo duerme abrazada a su osito y con la veladora prendida.
En principió le rogó a sus padres que antes que le sacaron los parches se deshicieran de todo lo que tuviera forma cilíndrica, particularmente el inflador de la bicicleta. La madre nunca pudo entender esa reacción.
“Ten paciencia Gertrudis…el tiempo hará su obra balsámica en nuestra niña”, la consolaba el esposo.
En realidad el tipo es un hipócrita: Supo de la circunstancia que involucró a su hija con Joaquín y ató cabos. Desde entonces, entre penumbras y en momentos de tibio contacto con su mujer, para estimularla, le cuenta una historia de terror bastante parecida a la peripecia de Carmela.
En lugar de una piscina la escena se desarrollaría en un baño público donde una mujer casada y con cinco hijos, totalmente abstraída en una conversación celular a celular con su amante, entra al gabinete de hombres y se dirige al lavabo mientras tres tipos se ocupan del natural zarandeo biológico frente al mingitorio. “Imagínate el desenlace Gertrudis…imagínatelo.”, le susurra el degenerado a su mujer en bolas.
Si el lector se acerca a una página científica de Internet especializada en excepcionalidades genitales encontrará artículos que refieren exhaustivamente al fenómeno “Joaquin” y en algunas, (estrictamente accesibles a través de una contraseña especial) se enterará de la notoriedad que cobró nuestro hombre entre la nobleza europea.
La “calandraca” les ganó de mano a todos invirtiendo una suma fabulosa de libras para llevárselo al “Buckingham Palace“. “No jodan más con los Beatles… dicen que dijo. Ahora lo que más quiero, antes de entregar el alma es ver y probar, en mis propias carnes, al menos por una sola vez en mi larga vida… un buen sable”.
No se desconoce que Joaquín es objeto de culto de la Corte holandesa y alguna que otra. Sofía escuchó algo al respecto pero afirma con impaciencia controlada, como buen descendiente de nórdicos, que no conoce nada de eso. Sin embargo hay un pensamiento que no la abandona: “¡Cuándo volverá a las selvas y sus elefantes este estúpido¡ ¿Será cierto lo que cuchichean en pasillos?…”
Culmino diciendo que más de uno, qué digo: “Unos cuantos y muchitos” deben estar en este momento mordiéndose los nudillos.
Esta “justa”, si así se la puede llamar, fue por “destrozo” un triunfo del mestizaje y en particular los genes africanos y americanos fundidos en un crisol de maravillas. Esto no lo digo por andar haciendo cuchufletas de racismo barato: es una realidad que salta y muerde con los dos colmillos.
Pocas veces ha sido posible observar la esbeltez, la gracia, la picardía, la técnica y un kilo y medio de cosas más que desplegaron sobre los campos de disputa estos prodigiosos descendientes de innumerables etnias entrecruzadas, incluido las asiáticas, por siglos castigadas a mansalva por el depredador de siempre, cuyo máximo representante vivo es la “chica” que inauguró los juegos entre temblores y con la escupidera bajo la silla.
Una galaxia de cadáveres negros, mulatos y el aleve envenenamiento de China con el opio abonó su fortuna, la de su esposo y unas cuantas monarquías más.
No pretendo forjar mitos deleznables ni hacerme el desentendido frente a la criminalidad que no tiene pelo ni marca; simplemente me complace dejar claro las cosas que oculta la Prensa Grande.
No olvido el tremendo daño que Gran Bretaña ocasionó a Grecia durante treinta largos años, larguísimos, cuya bandera a pesar de todo, orgullo de la Humanidad, flameó en estos juegos y en ese país, como símbolo de lo eterno y lo mejor del hombre.
Brasil es el próximo organizador. Me basta con que el mundo conozca sus mujeres…lo demás será mera anécdota.
LUIS ALBERTO GONTADE ORSINI
Agosto de 2012
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