Primero se escucho un lento crack, que poco a poco se fue transformando en un agudo chirrido. . . Si, el frágil corazón de cristal finalmente se había quebrado; lo que antes fue transparente y cálido, a fuerza de golpes mutò en hielo frío, roto en un sin numero de agujas afiladas . . . Ella dolorida tenía dos opciones: permitir la mano cálida de aquél que la amaba, dejar que con paciencia y su propio calor derritiera las agujas y así finalmente reconstruir y sanar el dañado órgano en lo que otrora fue; por otro lado el legítimo dueño del que se hizo añicos, indiferente al infinito dolor que había causado aún sin darse cuenta. . . . Finalmente, con sus propias manos comenzó a reacomodar una aguja tras otra, hiriendo cada vez sus dedos, derramando rojo liquido, tiñiendo el maltrecho pero aún latiente trozo de sí misma; una vez terminado el arduo trabajo, levantó la mirada, ahí estaba él contemplando su esfuerzo, la tomó entre sus brazos dispuesto a resguardar esas manos heridas y amar ese corazón, sin mas dudas . . . Sin mas restricciónes . . .

Dust