Un hombre tiene una cita “perfecta” con la mujer de sus sueños. Dicha mujer es muchas, es todas. Es una esbelta muchacha de cabellera blonda o castaña, es caucásica y mestiza. Es esquimal y es también asiática. Tiene ojos negros, cafés, verdes y azules. Viste de cuero, algodón, poliéster y de manta. Se cuelga collares y usa pulseras, a la vez que mantiene su piel desnuda. La marca con tinta o puede perforarla. Está nerviosa y es muy atrevida. Es bajita y alta, delgada y gruesa. Su piel es tersa y también raspa, pero no suelta la mano del hombre cualquiera con el que camina en un jardín. De su boca salen todos los idiomas y él la comprende porque sus ojos también hablan. Les basta llenar el aire con miradas y sonrisas. Las actividades que desarrollen deben de ser relativamente simples: comer juntos, caminar, andar en bicicleta, sentarse en el pasto, besarse, quizá. El mensaje es amor, puro y libre.