Sólo deseo ocultarme, desterrarme de la vida. En una tumba, sin túmulo, sin inscripción, que me recuerden como nadie porque nadie sabrá quien fui.. En la tumba colgaré con fuertes velos a Pasado y Futuro para que Presente no se engañe jamás; en la pared oeste, memoria trazará mi rostro, el de este momento…y en las demás me dedicaré a escribir hasta el infinito, olvido.
Sin mí no se habría abierto la flor, sin mí seguiría cerrada y el polen intacto. Mi destreza convenció a aquella para que abriera pero, sin darme cuenta, otro abejorro robó el fruto.
Pienso que ya sin polen me atrae más, porque ahora, del todo imposible, no puedo alcanzarla pero, la flor sigue abierta y a eso sólo yo contribuí.
Y al tiempo que abrí la flor, por ella me encerré…y es vital para mí, contemplarla en los amaneceres.
No tengo sustancia, no importa. Quiero si he de vivir, hacerlo contemplando, que la última visión sea la de ese amanecer… Sólo quiero la belleza que antes de morir contemplen mis ojos.
No busco nada, nada porque lo que anhelaba vino, se marchó y nada quedó salvo yo…
Me excedo. Escucho mi zumbido, molesto ruido…pero es débil, ya no vuelo, no busco, no anhelo. Para entenderlo es necesario saber que mis alas zumban porque sin querer las muevo. Breve instante en el que nadie escucha el sonido de una voz en off.
En off, así contemplo los paisajes del sueño de un día de otoño; llueve, se mojan las alas, me mojo yo. Todo es inundado por este líquido; y me doy cuenta de que quien llueve soy yo. Me inundo pues, a mi misma; y sin querer he mojado a aquella flor, leve roce al menos, el sol secará el rocío…y yo, putrefacto e interrogante, permaneceré en mi sitio ( el título de guardián no es alcanzado por todo el mundo, no es para todas las clases y , debo hacer buen uso de este).
En verdad que no la guardo a ella sino a mí y, me resguardo a la intemperie porque de lo que huyo es de la vida. Puede que la lis no sea más que la excusa para morir:
Los días de sol, lejos de traer la calma, queman mis alas…
sólo queda que caigan, porque estas alas no son alas, renuncié a su función. Renegué a la libertad, eso , no quiero.
De nuevo vuelvo y no me moví, hacia la flor. Y no sé, dudo ¿se abrió gracias a mí? ¿Me cerré por ella o para mí?
Tendría respuestas si ella hubiera contestado a algunas de mis preguntas pero, las flores son mudas y, los abejorros zumbamos, también, por la boca.
No quiero ni creo que llegue a comprender lo que hablo.
Me encuentro solo, contemplando la flor, ella ya, ni me mira. Que el mundo se pare, solo eso pido, o pase yo.
De imposibles socavada
aquesta miente la siente:
alta tumba construida
en cuyo foso
fue a caer.
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