Luego de tanto daño y de tantas heridas sin sanar,
debo confesar, que ya no viviré esta vida.
Ésta , es una carta de despedida.
Adiós, oh maldita vida que me hizo sufrir,
Respirando hiel, besando labios con sabor a hiedra.
Adiós, pesadilla.
Voy a dormirme, sin nunca mas despertar, para por fin soñar, un mundo lleno de algodón y de plumas,
un mundo que ya no duela;
un mundo con olor a paz, y olor a hogar.
Me dormiré para siempre;
para que al despertar, las heridas ya estén sanas,
y ya, nueva y reluciente, viva mi vida.
Pero no mi anterior vida, oh no! , esa ni la recordaré.
Pero primero debo acabar con ésta...solo espero que no duela. |