Tiene lindos labios, pequeños, rosados y contorneados, besarlos es toda una delicia, pero sus labios no son suficientes tus manos se posan en su cintura, se deslizan por su espalda y por debajo de la ropa cogen sus diminutos pechos y acarician sus duros pezones, sientes su respiración acelerada, excitada, de pronto como un estallido, ella se aparata, te aleja, asustada, casi aterrada.
No sabes que le pasa, estas desconcertado, tal vez, algo enojado, acaso no es obvio, no deberías darte esas licencias en un lugar público: en una discoteca. Se pone de pie con un sonrojo y angustia mal disimulados, te dice que se marcha que la llames para salir en otra ocasión, lo que dice te parece contradictorio respecto a su actitud, pero así es ella y tu apenas te vas dando cuenta.
Llega a casa, el efecto de las copas de más ha disminuido mínimamente, abre la puerta, su madre la espera al otro lado sentada en el sillón, es una mujer madura de canas bien ganadas, le sonríe y le pregunta cómo le fue ella le cuenta cada detalle, cada momento, se descubre ante su madre por completo. El incidente de la discoteca perturba mucho a la madre, pero su cara tiene una sonrisa benévola, la hija abraza a la madre y agradece su comprensión el ritual de siempre, luego, la hija irá a su cuarto se tirará en la cama, se tapará la cara con la almohada y se pondrá a llorar por la vergüenza de haber fallado a su madre.
Salen juntos, nuevamente, todo está planeado, disfrutar del sol, de la piscina y, luego, lo que más esperas le dirás que alquilaste un cuarto que se puede cambiar con tranquilidad ahí, que puede descansar si quiere unas horas, ella sube junto contigo, entran al cuarto, ella se cambia la ropa mojada en el baño, tú la esperas ansioso sentado en la cama cuando ella sale se dirige a la puerta con la intención de salir, tú la detienes, la llamas, le dices que se siente junto a ti, ella insiste en salir, tú insistes en que se quede, finalmente, cede y se sienta a tu lado, la besas, le susurras al oído, la tocas con pasión y delicadeza, ella suelta una débil gemido, la recuestas, ella se deja hacer, le quitas la ropa, le besas el cuello, los pechos, tus manos se dirigen al ombligo y van bajando, es ahí donde por segunda vez, como un estallido, ella se para, se aleja, abre la puerta, y sale corriendo, tú la alcanzas, la calmas, te dice que la lleves a su casa de inmediato, se suben al coche, le preguntas qué ocurre, soy virgen dice, a boca de jarro, no le crees, aunque no se lo dices, imposible piensas, virgen a los 28 años, ella te lo asegura, espera, eso podría ser es por eso que reacciona así, de pronto un calorcito agradable, que sea virgen te excita, te remueve el morbo.
Sigues saliendo con ella, unas cuantas cenas, salidas al cine, los bailes de fines de semana, piensas que en algún momento va a acceder a tus requerimientos, pero no resulta todos tus intentos son inútiles. Un día sin más desistes, te aburres, crees que es demasiado esfuerzo, que no vale la pena, dejas de llamarla, le dices que estas ocupado, que para otro día. Ella desconcertada reacciona de una forma que no esperabas, te llama ocho veces al día, insiste en verte a pesar de tus evasivas, aparece en la puerta de tu casa, no sabes que decirle, la miras y te sonríes como un idiota, ella te enfrenta, te interpela, entonces no aguantas y se lo dices a lo bruto: quería poseerte, es todo lo que quería. Eres un idiota, eres igual a todos los hombres te responde y se marcha.
Creíste que por fin todo había acabado, tienes algunos días de tranquilidad. Una noche llegas a tu casa, te acuestas, sueñas algo limpio, llano, como un papel en blanco, de pronto como un pequeño punto negro, el ruido, el ridículo timbre del celular, tratas de contestar y te cuelgan, te vuelven a llamar, contestas y te vuelven a colgar, apagas el celular y pasado unos minutos vuelven a llamar esta vez al fijo, y se repite todo de nuevo hasta que también lo desconectas. En la mañana te despiertas, te bañas, acicalas, tomas desayuno y sales al trabajo, a la mitad del camino te acuerdas de prender el celular, te llaman, contestas y te cuelgan, te quedas un rato reflexionando, te das cuenta que esto no será sencillo. |