Y si hay un culpable esa soy yo: Aquí yo soy mi propio verdugo... Y tú, tu eres el dulce látigo, artífice de ésta sublime tortura. ¡Castígame el atrevimiento! [Porque a pesar de que me rompiste el corazón, Te sigo queriendo con todos y cada unos de sus pedacitos.] By.skM.
Texto agregado el 22-08-2012, y leído por 280 visitantes. (5 votos)