LOS ANGELITOS



Si me pregunta usted, yo no creo que esos niños sean realmente malos. Si, si, ya sé que la gente aquí anda desesperada y que hasta hay quien ha ido a rociar de agua bendita la fachada de la casa. Pero yo, que he criado cinco varoncitos, le digo que lo que los angelitos hacen no es nada tan grave. Lo que pasa que los angelitos nacieron de a tres. Trillizos, pues. Entonces todas sus travesuras son mucho más notorias. Cierto es que incendiaron el carro de don Ataúlfo, eso si que fue grave, se lo concedo. Pero rápidamente el papá de las criaturitas le compró un vehículo nuevo a don Ata y todos tan contentos.

El papá de los angelitos es un señor mayor, de más de sesenta años. Y se ve que ya no tiene la energía ni el deseo de andar educando criaturas. Yo lo comprendo muy bien, viera usted que después de criar a mis cinco chiquillos me he quedado como limón exprimido, ya sin nada qué dar…pero bueno, esa es otra historia. Por suerte, don Demetrio, que asi se llama el papá de los angelitos, está siempre en la mejor disposición de enmendar lo que los chiquillos arruinen, maten o mutilen. Eso le ha ganado la buena voluntad de todos, aunque hay almas rencorosas que no perdonan ciertas cosillas de los trillizos. Pero el rencor no es nada bueno, se lo aseguro. Es que incluso dentro de su propia casa las criaturas han hecho cosas tan, pero tan graciosas que desafían la imaginación de cualquiera. Para mi que esos nenes van a ser grandes genios, inventores, científicos o algo asi. Porque ¿cómo explica usted la curiosidad que a uno de ellos le llevó a sumergir dentro de la tina llena de agua los teléfonos celulares de veinte personas…? si, si, veinte empleados de don Demetrio se reunieron en la casa de él para una junta de trabajo, y los angelitos, con todo cuidado, robaron los teléfonos de todos y los sumergieron. Luego, se pusieron a llamar para comprobar si los aparatitos funcionaban submarinamente…
Algunos ingratos los tacharon de carteristas en ciernes, pero para mi que los bebos simplemente deseaban constatar por si mismos el funcionamiento de la señal satelital bajo condiciones críticas….¿me comprende usted? no creo que haya mediado malicia en esta travesura…Eso si, don Demetrio, según supe, compró veinte i phones para compensar a sus trabajadores, y como algunos de ellos lo que tenían eran aparatos de la época del caldo, pues se pusieron felices con sus nuevos artilugios. Y eso que los nenes tienen niñera. Si no fuera así, tal vez las travesuras podían haberse tornado trágicas. Se cuenta de la vez en que, tijeras en mano, los tres procedieron a hacer pedacitos la ropa de la mamá. De no haber sido por la intervención pronta de Maruca, la niñera, tal vez se hubieran hecho daño. Afortunadamente no les pasó nada y las pérdidas fueron tan solo materiales. Y quién puede negar que tal vez alguno de ellos solamente se inspiró para re diseñar alguna prenda del vestuario de la señora…puede que sea un futuro diseñador de modas, ¡un artista! Lo que pasó quizá es que precisamente porque son tan chiquitos aún, los nenes se entusiasmaron cortando aquí y allá…

Me consta que cuando los angelitos eran pequeñitos, don Demetrio y doña Lulú, que es el nombre de la mamá, los llevaron de viaje a Tierra Santa. Pienso que es posible que quisieran ir a agradecer a Dios el haberles bendecido con los nenes. Aunque llevaban niñera, parece que los pobres angelitos se pasaron aullando sobre el Atlántico intermitentemente. Por último, después de varias horas, decidieron soltarlos en el piso y dejarlos que gatearan entre las piernas de los pasajeros. Parece ser que todos agradecieron el silencio y a nadie, ni siquiera a las aeromozas, les importó que los nenes hicieran de las suyas por los pasillos y entre los asientos. Bueno, hasta que uno de ellos le mordió el tobillo a una señora...


continuará...