Como conocí a mi vecino 1
Vivo en la provincia de Buenos Aires, más exactamente en Pilar, en la localidad de Derqui. Famosos son aquí los whiskys importados. Por ejemplo dicen que el Vat 69 que fabricamos acá, es muy superior al verdadero y el blend del Ballantine`s supera en mucho al original.
Pero lo que quería contar es otra cosa. Un vecino, de cuyo nombre prefiero no acordarme, aunque se llama don Aramís, tano él, me invitó a comer chancho el próximo Sábado.
Lo único que me pidió es que lo ayude a carnearlo. Yo, en mi puta vida he carneado un chancho y se lo dije para que no solicite mi ayuda. Pero argumentó que él, algo sabía porque había carneado lechones y cerdos.
—Pero acaso, cerdos y lechones no son chanchos? —le pregunté sorprendido. Y ahí me enteré que un chancho es un cerdo de más de 400 kilos, de sabor algo feraz (que palabrita ¿ehh?) y que rinde lo suficiente de carne, grasa y todo lo que se aprovecha de él, lo suficiente para que una familia pase el invierno.
Me llevó hasta el chiquero a verlo. ¡La puta! Es un enorme animal que de tan gordo que está, casi no puede tenerse en pie.
Me miró con unos ojos tristes que me partieron el alma. Mi vecino continuaba parloteando:
—Van a salir muchos kilos de grasa fina. ¿Sabías que la grasa de cerdo es la mejor para hacer el pan? ¡Y los chicharrones! Vamos a hacer morcillas, chorizos de todo tipo, jamones, etc.
—¡Pero hay que matarlo!
—El mecánico de los tractores va a traer el camión grúa, así lo colgamos para carnearlo. Mañana, venite a eso de las seis de la matina, así lo degollamos y enseguida lo colgamos para juntar la sangre con la que fabricaremos las morcillas…
Me fui a mi casa, donde vomité hasta el alma, si es que tengo.
En realidad no se cómo salir del paso. Creo que le voy a decir que tengo miedo a la fiebre porcina y que soy tan melindroso que incluso dejé de chatear con una amiga de México, por temor al contagio. Ni en pedo voy a ir a matar un chancho.
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