Día humedo de otoño
y yo escapando
de tu recuerdo infinito
fui a parar,
justo,
en aquel café:
triste cantaba
el bandoneon
por tu partida
y yo solo en la barra,
llorando con él.
Texto agregado el 15-08-2012, y leído por 348
visitantes. (11 votos)
Lectores Opinan
26-08-2012
Qué bello, el café, el bandoneón, su partida. Exquisito en su brevedad. Un aplauso... MarthaBCh