Finalmente es un lindo día, ahora garúa, pero tiene su encanto.
Hace diez minutos que veo las cosas diferentes, de otra manera, pensar que hasta hace un rato todo me era un problema, ufff.
Fue sólo un instante atrás, recibí el llamado que cambiaría las cosas, sigo en el autopista y los árboles parecen más verdes, hay hasta más naturaleza bordeando el asfalto, o al menos, así lo veo yo. Menos mal que me llamaron justo cuando estaba bien amargado, aunque me pusieron muy nervioso.
Pero ya está, ya pasó, ahora sí que tengo que aprovechar y ver las cosas más tranquilos, dejarlas pasar, no es posible vivir así, de problema en problema.
Ayer a la tarde hablé con mis clientes, tuve un mal día, no pude finalmente hacerme de un rato para jugar con mis hijos. Casi ni hablé con mi esposa. Estoy a menudo demasiado cansado. Vivo mal.
Preocupadísimo por no hacer a tiempo, por no cumplir con todas las obligaciones, además el tema del auto, no sé que le pasa, no anda como antes. No disfruté la cena, esta nervioso, ansioso, ni siquiera saboreé la comida que tanto me gusta, sólo la tragué.
Acá, cada vez hay más tránsito, más autos, más tipos que manejan de cualquier manera, sin importarles nada, ésta bendita rutina que me tiene de esclavo, o me tenía, porque de verdad que voy a cambiar, ya cambié. Es poner un punto y proponérmelo.
Sólo intentar mirar desde otro lado, ver las situaciones con otro panorama. Hace ya 12 minutos, que las cosas no las siento como antes, increíble, cuesta entenderlo, pero uno, simplemente no es el mismo.
Una de las cosas que más me revienta, es el egoísmo, generalizado, en todos lados y en la ruta se ve mucho, los camiones, los utilitarios, las 4 por 4, los autos rápidos, se imponen a cualquier costo, ojo, no todos, pero muchos.
No es que yo piense que son buenas personas los otros conductores, pero aunque actúen mal, no pueden hacer mucho, porque salvo distraerse, es difícil que a bajas velocidades se den los peores accidentes, al menos tienen que mezclarse, un auto rápido, una maniobra imprevista de uno lento y ahí, sí, pasan accidentes graves.
14 ya, son los minutos desde que me propuse férreamente que nada será como antes, al fin.
Fue al final de esa curva, cuando con el autopista empapado por la lluvia, yo decidí no frenar, no aminorar, exactamente quise pasar por la derecha a esa camioneta vieja y lenta, cuando recibí tu llamado y no ví el camión que se abría. Mi auto se fue de costado, hace ya 15 minutos, que juzgo de otra manera, creo que las cosas hay que pararlas a tiempo, entiendo que la velocidad en la vida sólo lleva al caos, pensar que hasta recién por tan necio, negué tanto, me privé de lo agradable.
Fue hace 16 minutos, que el fuego se apoderó de mi auto, y que yo sigo acá, en la autopista pero siendo otro, o mejor dicho viendo todo distinto, gracias a Dios, estoy tranquilo, de verdad, ahora todo es diferente.