¿La escuchas?
Afina el oído: porque retorna sin prisas
En tu nuca se deslizan sus risas,
aguarda a que tumbes las compuertas.
Y tu pecho, henchido de furia,
se deleita del sabor amargo
de las faltas, del tropiezo pasado,
de los sucios segundos
ataviados de desperdicio.
El frenesí del dolor tienta
y adecenta su plácida cama;
y junto a tu sien susurra
que no te marches de nuevo.
¡No rindáis vuestra alma
ante sus súplicas!
Tras su capa se esconde
la altanera desdicha.
Texto agregado el 15-08-2012, y leído por 141
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Lectores Opinan
30-10-2013
Entre dudas decidir se hace difícil y tú planteas muy claro
esta dificultad y con mucha fuerza, hasta podría decir
que con bastante de rabia. Me gustó. Felicitaciones. Mis 5*.
Pilef