Lo creí diferente. Tropecé con sus besos y te quieros y caí en sus brazos, redonda. Ya está, he sido lo suficientemente ingenua, bondadosamente entregada, aunque no lo suficientemente virgen; aún me jacto de no haber sido suya.
Vendrán simples y cómodas noches, nada más que un toque antes de irme sin volver. Sin sentimientos, sin corazón, sin cariños posteriores, crudeza, negación de emoción, las cosas frías, la piel caliente. Hedonismo y placeres, control absoluto, sólo yo decido qué será de mí mientas el alma calla. Animal, instintiva fiera, olfatearé a mi presa y la traeré por su propia voluntad con tan sólo una mirada. Obstinada y lujuriosa me despido de la inocencia, mis pasos avanzan hacia tierras desconocidas y debo ser más fuerte que el corazón. Femme fatale, mujer sin dios, tierra de nadie.
Me entrego al mundo, como aprendiz, pero a ellos no, a ellos no.
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