Hoy es un día especial aquí en Oporto, (Porto como la llamamos aquí en el país Lusitano). Hoy está él aquí obligándome a reflexionar. Desde ayer intenta entrar en mi casa, ruge con fuerza y me silba al oido... me muero por dejarlo pasar pero no me atrevo, pues no se que nuevas trae, si son mis sueños o son mis miedos.
Lo cierto es que no puedo dejar de oirlo, observarlo, aquí en el más asfixiante silencio de mi nueva casa, sin música, sin Tv, ni radio... tan solo logro escucharlo e él. Y me apasiona, me hace sentir libre, me hace fuerte. Él me ayuda a mirar dentro de mi, a ser consciente de los pasos que doy desde hace unos meses, y muero de miedo.
Lo siento tan mio, me siento tan poderoso... que me duele, me duele reconocerme tan fuerte, capaz de romper los hilos con los que hasta ahora tejía.
Y aún así sigo al hacecho, pegado a mi cristal como si se me fuera la vida en ello, observándo desde el sexto piso como él está ahí fuera, como no se da por vencido. Y continúa silbándome y yo me muero de ganas de dejarlo pasar.
Pero aún no es el momento, aún necesito tiempo para recapacitar en mi silencio, para ser absolutamente consciente de los hilos que corto y los hilos que mantengo... y hasta que mi mente no tenga esto absolutamente claro, él permanecerá ahí fuera y yo aquí dentro. |