Inicio / Cuenteros Locales / sendero / En los primeros días del diluvio
Noé escuchó un canto delicado. Había una sirena. Ella pidió posada en el nombre de Dios. Estuvo tentado a decirle que sí, mas recordó la fiereza de los gatunos; la dureza del instinto. La sirena se fue. Y Noé, aún, sentía aleteos en la entrepierna. |
Texto agregado el 14-08-2012, y leído por 419
visitantes. (8 votos)
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Lectores Opinan |
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14-08-2012 |
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Siempre la pierna.
El traumatólogo piensa que el hombre es puro hueso, olvida el corazón, lo que tal vez considera que se trata de un simple agujero negro.
Le mando un abrazo, con mis fuertes brazos. azucenami |
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14-08-2012 |
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Pero...no conocía esa faceta de Noé, jajajaaa....Me encantó!***** MujerDiosa |
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14-08-2012 |
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¡Que dificil situacion!... ¿verdad?. Saludos!!!
5* yar |
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14-08-2012 |
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Bien por Noé, la sirena se perdió una buena amistad. granada |
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14-08-2012 |
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la humanidad de Noe en tu breve cuento, muy bueno! divinaluna |
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