Y
bajando los escalones
Probó la felicidad.
Algo fuerte,
Para el gusto.
Fue así
Qué supo levitar
Como Lo etéreo,
Perduró.
Marcando su mejilla
Con carrasposas caricias.
Un nuevo hogar sería suyo .
Era media noche
Una hora de desquicia y blandura.
Abierta de piernas
Esperaba la ciudad.
Dispuesta a cambiar , culpas por fantasías .
Todo desprecio al futuro
arrullaría su conciencia.
El instante llegaría
Y volvería aquel individuo a sospechar
Sus ojos mentían sin hablar
Una insoportable atmosfera
Imbuida de inconformidad
Surgió mostrando un rostro cansado.
Era el momento
Debía el muerto volver a casa
Quedaba poco tiempo
Para quemar los harapos
Texto agregado el 14-08-2012, y leído por 94
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