siempre temí las noches los días los ojos serios... las tardes frías arañaban mis alegrías de niño y la voz de una tarde llenó mi alma de soledad... el árbol crece da sus frutos mi árbol no creció ni dio frutos no lo regaba no lo miraba estaba lleno de mundo... ya cerca del final una voz se hizo presente preguntó por mi vida por mis noches y tardes... no supe que decir estaba solo en un mundo frío mas alcé mi alma y pude sentir la vida encerrada en un aliento todo lo supe todo lo pude mirando a la vida que latía sin parar sabiendo que pronto dejaría de respirar...
Texto agregado el 14-08-2012, y leído por 189 visitantes. (2 votos)