Somos tan felices uno con el otro
que hasta nuestros pensamientos
quedan sujetos a futilidad
extraviándose en algún rincón
de aquello que llamamos memoria,
obligando dulcemente a nuestro corazón
a sólo disfrutar de nuestra compañía
en esos momentos en que estamos solos tú y yo.
Texto agregado el 14-08-2012, y leído por 198
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