Tendidos sobre la sal




El repecho que destiñe las jinetas prestas,
Borra sus colores y practica con ellas las
Peores artes de cernidura,
Aplastando mientras ruedan las ideas
Que, brotando a borbotones, desaparecen,
Se confunden con las mentes pandeadas
De los observadores.

Tanto marfil reblandecido sin peso,
Y los portadores obligados,
Deforman la ladera junto al mar,
Donde acostumbran ha buscar despojos
De la pesca escasa, agitando sin cesar
Su canto avinagrado, las eternas gaviotas,
Ellas que deforman la música reverdecida
De los hombres que, sin haber visto
Vida en sus nasas, cantan aun por
Haber sentido necesidad de
Confundirse entre las neblinas añil,
Por esconder sus nasas detrás
De unos fardos con harmónicas negras.


Aguadulce, agosto de 2012
José María De Benito