Ezra Pound
Tanto se ha garabateado respecto a una nueva manera de hacer poesía, que tal vez se me perdone esta breve ojeada retrospectiva.
En la primavera o a principios del verano de 1912, “H.D.”, Richard Aldington y yo decidimos que estábamos de acuerdo en los tres principios que siguen:
Tratar la “cosa” directamente, ya fuese subjetiva u objetiva.
Prescindir de toda palabra que no contribuyera a la presentación.
En cuanto al ritmo: componer (escribir) siguiendo una secuencia análoga a la de la frase musical, y no en una secuencia del metrónomo.
Una “imagen” presenta un complejo intelectual y emotivo en un instante temporal.
Vale más presentar una sola imagen en toda una vida que producir obras voluminosas.
No hagas caso de la crítica de quienes nunca han escrito una obra notable.
No emplees una sola palabra superflua, ni un solo adjetivo que no sea revelador.
No repitas en versos mediocres lo que ya se haya dicho en buena prosa.
Empieza por aprender lo ya descubierto.
Trabaja como un músico, un buen músico.
La buena prosa no te hará ningún daño, y es buena disciplina intentar escribirla.
…una especie de comunión entre poetas, hablar de cosas muertas y casi olvidadas…
Creo en un “ritmo absoluto”, es decir, un ritmo en la poesía que corresponda exactamente a la emoción o al matiz emotivo que quiera expresarse. El ritmo de cada quien debe ser interpretativo, y llegará a ser, por lo tanto, propio, infalsificado e infalsificable.
Creo que el símbolo adecuado y perfecto es el objeto natural…
Creo en la técnica como prueba de la sinceridad del artista…
Creo en la existencia de un contenido “fluido” y otro “sólido”, que algunos poemas pueden tener forma como un árbol tiene forma, otros como agua vertida en un vaso.
En cuanto a la poesía del siglo veinte, y la poesía que espero que aparezca más o menos en la próxima década, se moverá, creo, en contra de la patraña, será más dura y más sana, estará “mas cerca del hueso”… Tendremos menos adjetivos para acojinar los golpes y debilitar el impacto. Por lo menos en mi caso, así la quiero: austera, directa, libre de babosa emoción.
Sólo la emoción perdura. |