Toda historia inicia con un inicio y lógicamente se espera que todo sea maravilloso, pero esta, mi hi historia, comienza con un triste recuerdo, una lejana añoranza de lo que pudo haber sido y nunca fue… Hace mucho tiempo, cuando la inocencia invadía mi mente, yo te comenzaba a dar forma dentro de mi cabeza, te anhelaba tanto, que te ponía y te quitaba cualidades para hacerte la persona perfecta. ¡Todos se reían de mí!, pues decían que estaba loco, pues alguien tan perfecto no podría existir en el mundo de los humanos…
Una de tantas noches subí hasta lo más alto de la colina solo para dibujar tu rostro entre las estrellas y fue entonces, cuando los ancestros me enseñaron las antiguas artes de hablar con los espíritus y de descifrar señales para poder encontrarte… Algunos aldeanos comenzaron a temerme, pues decían que yo traería el mal a la aldea, más sin embargo, lo único que yo deseaba era encontrarte para poder ser feliz.
Durante años practiqué y practiqué los conocimientos adquiridos, pero en lugar de encontrar lo que tanto buscaba, encontraba soledad y vacuedad… Hasta que un día te vi, y como una ráfaga de viento, envolviste mi ser en la eternidad del universo, por un instante fui feliz.
Pensé que todas mis oraciones habían sido escuchadas y por fin ser cumpliría mi sueño, pero, ¡oh! Decepción, todo lo que uno se imagina se frustra y una noche, cuando estaba dispuesto a entregarle lo mas más valioso de mi ser, subimos hasta la colina y tomándonos de las manos le repetí el antiguo ritual.
--Nada tengo más valioso, nada soy sin él, (hundiéndose la mano en el pecho, se arrancó el corazón) acéptalo, con el viviré y seremos solo uno, con el tú y yo seremos parte del universo…
Ante la formalidad del ritual, la ignorancia de la otra persona, soltó una tremenda risa… Lleno de pena, guarde mi corazón y me oculté para siempre en la inmensidad del universo.