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Querida amiga.

Comienzo escribiéndote como un escape a toda esta locura que significa ser secuestrado. No sé cuántos días han pasado, sólo sé que son unos cuantos. No sé ni qué contarte, ni cómo empezar a contarte lo sucedido. Pero… Bueno. ¡Eso no es importante! Bien sabes que soy un loco aventurero y quiero tomar este secuestro con el verdadero significado de una aventura, la cual no se planifica.

Cuando fui capturado, pensé que serían pocos días. No obstante, a medida que el tiempo pasa, me convenzo de que será algo más largo. Desde hace meses, pregunto a los secuestradores qué dice mi familia sobre el pago del rescate, y ellos me muestran los recortes de los periódicos sobre mi secuestro. Veo - en algunas noticias- cómo mis amigos y mi familia se han organizado para recolectar la suma millonaria que ellos exigen para liberarme.

Sé que la cantidad que ellos piden es impagable. Entonces, estoy haciendo lo que tú siempre pregonas en nuestro grupo: mantener las esperanzas intactas. Eso hago, pero no por mi cuerpo, sino por mi espíritu. Presiento que estos hampones de mierda, me darán muerte de cualquier forma porque hay cosas que se les ha escapado y, quizás, no quieran tener testigos, por su seguridad.

Aprendo a jugar Dominó. Sí, amiga. Ya te veo diciendo:
-¿Dominó?
-¡Pues sí, Dominó!
Pensar que me había perdido de algo tan interesante como ese juego de mesa que consideraba sin atractivo alguno. En las noches, cuando el aburrimiento nos embarga, sólo nos queda matar el tiempo; y jugar Dominó es uno de los pasatiempos preferidos de estos hombres que, para mí, no tienen el concepto de esperanza que yo aprendí a través de ti. Por ello te digo que no preparo mi cuerpo, sino mi alma, ya que sé que moriré.

Yo, a cambio, estoy tratando de enseñarles a jugar Ajedrez. Ah… Sin embargo, sólo uno de ellos se ha interesado realmente. Ha resultado tan buen contrincante que ya me ha dado varias palizas, me ha vuelto mierda, pero admiro su inteligencia. A veces me pregunto:
-¿Por qué no la usará de forma más positiva?
Al cuestionarme, escucho tu voz diciéndome:
-Porque eso depende del nivel de SER de cada uno.
¡Será eso, no joda, será eso!

Las noches son terribles. La plaga reinante en las montañas no me deja dormir. Tengo el cuerpo como un colador de pobre: lleno de huecos por doquier. Bien sabes que soy alérgico a las picadas de los zancudos, pero mis captores me dicen que pronto me inmunizaré. Ojalá sea rápido porque son tantas las manchas de las picadas que tengo - en lo que está quedando de mi cuerpo - que hasta pienso que el dominó también lo internalizó mi organismo.

Hace tiempo empecé esta carta y no la continué. No es que no te quiera escribir, es que ya sabes que no es lo mío. Hoy es domingo, pregunté cuánto tiempo llevo en cautiverio, y me contestaron que año y medio. Para mí, es como si fuese un siglo. Estoy comenzando a perder la noción de todo, sabes mi amiga amada, así como nos llamas tú a nosotros: mis amados, ya las esperanzas no las tengo tan intactas como antes. Estoy deseando que me acaben de ejecutar porque esto no es vida.

Las comidas son siempre las mismas: arroz, frijoles y sardinas cuando hay. Cuando no, pues no se come, y ya. Lo único que leo, a veces, son los periódicos con fechas atrasadas. ¡Cómo me gustaría poder tener un buen libro a mano! Pero… Estos desgraciados no saben lo que es leer. Caminamos casi todo el día. Atravesamos caminos, subimos y bajamos montañas, vadeamos obstáculos. No importa si estoy cansado o no. Me obligan a caminar, aunque no tenga fuerzas. Estoy hasta odiando este ejercicio que tanto me gustó. ¡Amiga, qué angustia la que me embarga! ¡Qué desazón! ¿Te acuerdas cuando te decía que preferiría morir a ver a un familiar o amigo en la cárcel? Bueno, mi querida amiga, ya lo comprobé. Dejó de ser una mierda filosófica, ahora es real.

Saltamos de sitio en sitio. No permanecemos en un solo lugar. Cada vez que nos llegan noticias de que los cuerpos de seguridad del país están rastreando las zonas aledañas en donde estamos, nos mudamos de lugar. Por las noches me colocan unos grilletes. No sé para qué lo hacen, escapar de estas montañas, creo que es imposible. Además, tú sabes que creo en el destino; y si así me tocare morir, pues qué carajo, así moriré.

Las mañanas son diferentes. Me dejan más libre, hablan conmigo y me permiten contemplar, un poco, el paisaje tan hermoso que se ve desde donde caminamos. Te recuerdo amiga. A veces, pienso que si nos hubiesen secuestrado a los dos, ya tú tendrías una historia armada. Te reirás cuando leas esto. No obstante, sabes que lo mío es leer, no escribir. ¡Qué triste me siento hoy!

Ha pasado no sé cuántos días desde que te escribí. Hace un instante volví a preguntar por el tiempo que llevo en cautiverio, contestaron que un año y diez meses. Me dijeron, además, que si el dinero no llegare rápido, tendrán que ejecutarme. Sin embargo, llegue el dinero o no, me ejecutarán. He oído tantas cosas de lo que hablan que tienen miedo de lo que pueda decir.

Cuando manifestaron lo anterior, les pedí que en caso de ejecutarme, te hicieran llegar esta carta porque sé que la esperas. Por lo que he visto en la prensa, no paras de indagar, de hacer campañas para mi rescate, pero amiga, mis fuerzas fallan, mis esperanzas merman, y ya lo único que deseo es que esto acabe.

Uno de los captores me prometió que si la carta no decía nada que los comprometiera, ellos permitirían que te llegare, de resto, no. Por ello, no puedo contarte nada en específico como no sea lo relacionado a mi estado de ánimo. Les pedí, también, que si me asesinaban, llamaran a mi familia. Me aterra pensar que mis viejos sigan luchando para conseguirme, si ya no tiene caso que lo hagan. Me despido amiga querida. No sé si te volveré a escribir o si te volveré a ver alguna vez. Sólo quiero que sepas que en caso de morir, adonde se lleven mi alma, te seguiré amando y recordando.

Amiga, convence a mis padres que permitan que mi cuerpo sea cremado. Sabes que ellos no lo querrán hacer, pero convéncelos. ¡Sólo tú podrás lograrlo! Ah… Tampoco quiero que entierren mis cenizas, láncenlas al aire para poder ser libre, aunque sea de esa forma. Te amo. Armando.


NOTA
Armando, mi amado amigo, estuvo secuestrado durante dos años. Los cuerpos de seguridad del estado creen que hay gente importante involucrada en su secuestro.

Armando procede de una de las familias más importantes de la ciudad, más ellos no poseen la riqueza que sus captores pensaron.

En un operativo en su búsqueda, los cuerpos de seguridad dieron con el paradero del escondite donde tenían a mi amigo. Hubo fuego cruzado y todos murieron, inclusive, mi querido Armando.

Él fue cremado como lo deseaba, y sus cenizas serán lanzadas al aire desde una montaña, la semana que viene.

Esta carta fue encontrada en su mochila y estaba dirigida a mí.

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Mi amado amigo, lloro tu muerte y la impotencia y la tristeza que me embargan es tremenda. También, te amo.






Texto agregado el 10-08-2012, y leído por 1159 visitantes. (40 votos)


Lectores Opinan
02-12-2013 ¿Qué decir? Es muy triste. Esa carta un tesoro que guarda el recuerdo de un hermano. Un abrazo, amiga mía felipeargenti
12-02-2013 Ahora los secuestradores no aguantan tanto, al tercer dìa y apareces en algùn terreno baldìo. Muy triste tu relato. rhcastro
21-11-2012 Me quedé sin palabras al terminar de leer... sólo te envío mi abrazo contenedor!! gsap
03-10-2012 Sé que no hay palabras... eti
11-09-2012 Este escrito me emociono e impacto! . . . sobre todo de saber que murió, te abrazo. bishujoo
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