No entiendo cómo acercarme,
me significas el miedo nuevo,
el ansia de sentirme vulnerado.
El temor me subyuga a la distancia,
quisiera cerrar tus ojos con mis besos,
me abstengo de acercarme nuevamente.
A por verte, esperé acaso sin saberlo,
estabas ahí aguardando entre las sombras,
por mi paso presuroso y ocupado, vacío.
Hay tantas cosas que acaso nos separen,
que pienso demasiado por adelantado y me escondo,
de la posibilidad de No encontrar tu mano esperando por la mía.
Ojalá lo supieras... Lo creyeras de un modo verdadero,
dispuesto estoy a quemar los barcos por ti, por alcanzarte,
porque juntos emprendamos un camino venturoso, compartido.
No dudes te pertenece mi pensamiento y mi empeño,
esa quimera de sueños armados bajo las sabanas,
aquella que requiere de tu acierto para materializarse.
Hay mil sueños que te pertenecen y siguen aun guardados,
a la espera de tu nombre en una pieza de corazón formado
por dos trozos de madera que lleven nuestros nombres ocultos.
Puedo darte una piedra a mitades para que la arrojes sobre mi cabeza,
que si le atinas bien me haga despertar del sueño, y de fin a la pesadilla,
de encontrar tu corazón en otra senda, que me deje sentado en una orilla.
Tengo la ocasión ahora de alcanzarte, rodear con mis brazos tu silueta.
Iré a por tu sueño, le cuidaré de las sombras, te protegeré de los fantasmas.
¿Es tanto el tiempo que nos separa que me impedirá al fin alcanzarte y encontrar nuestras almas?
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