Con mi boca desparramándote las manos,
un colmillo atravesando tus nudillos,
cerré los ojos y desafié al frío,
los zancudos mordiéndome el cabello
y la sangre de apoco hasta el ombligo,
ensucié los restos de mi traje de domingo,
azul marino, entero de mendigo,
deforme estrella caminando hacia la calle,
contigo a cuestas y tu recuerdo mal parido
del corazón una manzana en la mesa
comimos juntos con vista al infinito:
"modales finos afuera de la leva,
seamos sucios como todos por aquí" ,
jamás oliste mi boca, lluvia ácida
sólo la de él; a enjuague de Oral B
nunca te encendiste,
nunca te quemaste las uñas,
nunca te abriste el tirante del sostén,

De una patada que las horas se te salgan
Escalera abajo, con mis sueños de motel.

La sinfonía que sonaba, Domine Jesu,
In crescendo las moscas por comer
Me fui a tender solo en los espejos
Me vi desnudo afuera del andén
Te ofrecí otro trago para que te convenzas
De que lo dicho se estaba por hacer,
Mordí tus labios por más de veinte años,
Había música en todas partes allí en el pub,
Subía, subía, subía
El rington de tu celular
Polifónico recordándonos el tiempo
¡Qué torpe entonces yo y mi declaración
de duendes, ninfas y vagos,
de corceles y chulos de cabaret!
penosas horas, fútil fue el coqueteo
de alcohol casero se me notó el cartel,
me dijiste chao con tu vaso entre mis manos
y te esperé de vuelta como lo hacía hasta ayer,
de las gente ahí, adivina el más borracho,
con guitarra, free pass para los tres,
con dinero, cual fino caballero,
secando el sueño ya no podía ver,

Te fuiste, para perseguirte,
y mientras me quedas, te voy,
la vuelta es más triste (8).