Que llueva, que llueva...
¡Que llueva, que llueva...!
¡Sí, que llueva, que nunca cese de llover
que nada detenga este idilio que hoy vivimos!
Los pajaritos cantan...
¿Cantan? Sí... ¡Hermoso canto
que me hace danzar en tus brazos
en tu pecho en tus caderas…
… ¡Que canten, que canten!
Las nubes se levantan...
Lejos, lejos, vuelen alto
yo, de tu mano, a tu cuerpo adosada,
las alcanzaré
y quedarán detrás, debajo de nosotros,
en esta vorágine de sexo, pasión y deseo.
Las nubes se levantan, vuelan...
y yo con ellas, encima de ellas... por ti.
¡Que sí, que no, que caiga un chaparrón!
Chaparrón de caricias y de besos tuyos
de abrazos, de mimos, de ternura...
Diluvio de sensaciones deliciosas
que me hacen desearte más
¡Que llueva, que llueva!
Con azúcar y turrón...
y con chocolates, con limón,
con ácidos, dulces y amargos
con aromas
y sabores como el de tu piel
¡Tu piel!... que sabe a delirio,
que muerdo con avidez,
que me cobija
Tu piel de canela, de ron
que me embriaga... ¡Ah, tu piel!
Que llueva, que llueva...
¡Sí, que llueva,
que no pare de llover,
que sea eterna esta lluvia,
eterno este atardecer!
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