No podía ver nada, pero escuchaba las voces de mi madre y mi abuela. Sabía que estaba rodeada de cables, estaba en un hospital, me dolían las piernas y los brazos, no podía moverme. Justo cuando espesaba a ver algo mi madre y mi abuela salían de la habitación, dando paso a Carlota e Isabella. Carlota e Isabella entraron en la habitación, yo ya tenía los ojos abiertos, las veía, pero no me podía mover y no podía articular palabra. Carlota se sentó a mi lado, apoyó la cabeza en mi cama, eso me tranquilizaba, saber que tenía a alguien cerca cuando no sabía que me estaba pasando. Estaba todo en silencio, pero de repente se abrió la puerta de par en par originando un gran golpe. Carlota se levantó sorprendida y se puso enfrente de él.
- Quiero verla – dijo Marcos.
- No, márchate – le dijo Isabella colocándose delante de Carlota.
- Por favor, necesito hablar con ella – dijo él mirando al suelo.
- ¡No! ¡Todo esto es culpa tuya, vete! – Isabella empezaba a perder los nervios.
- Vamos – Carlota se llevó a Isabella.
Marcos se acercó a mí, yo solo lo miraba, no podía hacer nada más.
- Yo… - antes de que pudiese decir algo, entró Olga.
- ¿Qué hacer amor? ¿Y lo que te dije? – le dijo ella acercándose a él.
- Me tenía que despedir…
- ¡No! No quiero que te acerques a ella.
- Lo siento… - me dijo, después besó mi frente – No te olvides.
No entendía a que se refería, no entendía nada de nada. Él se marchó dando un gran portazo. Olga me miró, me asuste, pero no podía hacer nada. Entonces cogió una almohada y me ahogó.
Me desperté con el corazón acelerado, todo era un sueño. |