uno después de leer una novela como que quiere decir algo, escribir algo que le salga de las entrañas, del corazón... sin embargo, uno se sienta frente a la PC y nada le sale, nada sale del alma, como si estuviera seca, muerta quizá de decir algo mas...
en esas estaba mientras entraba a mi casa cuando vi a mi perro orinando sangre... lo levanté y parecía ser que estaba muriendo... lo levanté y lo llevé al médico, a toda máquina... llegamos y pedí una cita... "es urgente", le dije al empleado... me miró como quien mira a un perro rabioso... "pase", me dijo y entré a la sala del doctor o veterinario... me dijo que que le pasaba, le expliqué que mi perro orinaba sangre... me dijo que habría que hacerle unos análisis y que el perro debía de quedarse... lo dejé y me fui a mi centro de labores... y así pasé el resto de la tarde, pensando en mi perro y en lo peor... "total, si se me va, compro otro", pensaba en voz alta... sentí que enloquecía y no pude mas y llamé por teléfono al doctor... me dijo que mi perro tenía una fuerte infección en los riñones y que su estado era delicado... no pude seguirle oyendo y dejando el teléfono descolgado salí a la calle... caminé y caminé y la verdad no sabía que amaba tanto a mi perro, parecía como que mi hermano estaba muriendo... de pronto llegué a un parque y me senté, agotado, en la total soledad de la noche... no sé si soñé pero escuché que una manada de perros me rodeaba y me hablaban en un bufidos y algo así como gruñidos y salivazos, pero que a mí se me hacía entender... me dijeron el porqué era un descuidado, un ciego con vista, un hombre sin fe, un rico sin riqueza... y así hablaban, mientras yo no sabía qué responder... de pronto, sentí que se iba y una extraña fuerza me hizo cerrar los ojos... cuando los abrí, ya había amanecido... me acordé de mi perro, pero antes sentí que debía alimentarme, que no debía ser tan descuidado... ya listo fui al veterinario y en la puerta estaba mi perro, feliz, con la cola enhiesta, girando como un parabrisas... "está sano", me dije... iba a pagar la cuenta pero no quizo el doctor... "vaya no mas", me dijo... nos fuimos y llegamos a casa... me eché y mi perro se puso a mi lado... de pronto escuché: "¡te sientes bien?"... "si", repondí... iba a pararme, pero no pude... mi cuerpo estaba elevándose como si no existiera gravedad... miré a mi costado y vi a mi perro junto a mí... "nos vamos", me dijo... no sentí miedo y seguí elevándome por los cielos... miré a ver mi casa y pude ver a través de la ventana dos cuerpos tirados, uno era mi perro, el otro era yo... sonreí y supe que estaba muerto... |