Y no entendía que sucedía, tal vez solo contemplaba la vida y lo sucedido, perdió el enfoque, la directriz de su vida y así como si nada se quedó inmóvil parecía algo que no era, su respiración tenue y su mirada perdida reflejaban una mente divagando y sin entendimiento, a veces recobraba el aliento a veces se movía pero nada más para desprender suspiros en los que se le iba la vida, miraba el cielo como esperando que alguien acuda en su ayuda tal vez alguien si estaba ahí y solo era cuestión de tiempo para que descendiese, su mirada reflejaba dolor y esperanza, una esperanza escasa una fe casi extinguida sin el menor entusiasmo.
Despertó un día y se dio cuenta que todo había terminado, descubrió que era cierto lo que temía y es que nunca había descubierto un sentido al venir de sus días, era tan vacio todo, era tan vano le parecía insignificante y mediocre el acto de vivir una vida insípida sin el menor gusto y placer, al parecer había decidido quitarse la vida, se convertiría en un joven suicida que aparecerá en los noticieros, uno más que parecerá morir sin sentido uno más que será criticado por la sociedad y tachado como cobarde, será uno más sumado a los demás que ya se han ido, que tuvieron todo el poder de decidir si querían o no estar aquí y sin el menor de los reparos se marcharon.
Eran sus últimas respiraciones él lo había decidido, y era así como él deseaba que termine todo se recostó sobre su cama escucho el silencio de su departamento aconsejarle que lo que estaba presto a hacer era muy sensato, apenas cerró los ojos quiso llorar pero ya eran muchas lágrimas las que había derramado en su vida y que esas muchas le dejaron la sola opción, nadie lo iba a notar, estaba muy lejos de su familia, tal vez en su trabajo lo iban a necesitar pero nada más para que imprima los reportes pues trabajo es trabajo y así como lo son todas las responsabilidades son indeseables y sin el menor de los gustos.
Se sentó al costado de la cama, en lo que menos quería pensar era en su familia pues ellos eran los únicos que iban a notar su ausencia los fines de semana en que los visitaba, prefirió hacer las cosas ya lo había decidido y a su modo de ver ya se había despedido de la gente que él consideraba la importante y que únicamente se componía de miembros de su familia.
Tomó un vaso de agua y seis píldoras del frasco que lo acompañaba los últimos cinco meses del año más lleno de soledad, las seis píldoras en sus manos tuvieron el poder y sus manos las sostenían, las colocó en su boca de dos en dos y se recostó nuevamente cerró los ojos y huyó…
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