Les parece raro que no conviva más con ellos, ¿de que íbamos a hablar?, ¿de la podrida política?, ¿de ésa estúpida música que escuchan?, ¿de la situación mundial y de las guerras?. Las últimas veces trataban chismes y vacuidades que no le importan a nadie, solo parlotear por parlotear. Cómo es posible que pierdan su vida dejándose llevar por las tendencias y no se detengan un momento a reflexionar con ellos mismos.
Así fui yo también durante un tiempo, pero mi vida cambió de rumbo desde aquel año que me fui a vivir a Suecia. Antes de eso, aun habiendo recibido el Premio nacional de Ciencias, era yo el tipo mas ignorante y burdo que se pueda imaginar . Doctor por aquí, doctor por acá... Mira tú que pretender tener por cierto el sentido de la vida basado solo en hechos cien por ciento comprobables y conmensurables.
No he tratado de extenderles ahora mi saber, pues me he dado cabal cuenta , que a la ciencia infusa solo se llega después de un profundo conocimiento interior y de una aceptación divina.
Que soy distinto... que mas da. ¿No se dan cuenta de que todos somos seres diferentes y que lo único valioso que tenemos es justamente nuestra individualidad?. Pero sé que es por demás, nadie me va a entender en tanto no se entiendan ellos mismos ni logren tener una comunión verdadera con su propio Dios.
Les preocupa mi ascetismo, contrapuesto con mi antiguo ateísmo; pero antes criticaban que negara toda religiosidad, y así sé que nunca habrán de estar conformes con su padre. Pero eso a mi me tiene completamente sin cuidado. No sé si algún día entenderán que lo espiritual no es menos vida ni mas vida que lo no espiritual, y que yo he estado aquí por mi propia decisión pues no me importa ya mas qué se ilumina por el sol.
Antes, cuando usaba corbata, recortaba mi barba y ésta aun era oscura, su mirada era como la de un niño que admira al tigre en el zoológico, hoy que me he olvidado de la apariencia, que he dejado crecer todos mis pelos a su arbitrio y que no tienen mas color que algunas nubes, la mirada se ha trocado por un triste “pobre de el”.
Aquí estoy, mi universo no se circunscribe, como ellos creen a éste cuarto de veintitantos metros cuadrados, con sus estantes rebosantes de libros, a través de ellos y de mi privada comunicación deífica, soy capaz de traspasar cualquier límite y frontera.
La primera vez que vieron que antes de abrir un libro lo besaba, me dijo el mas joven:
“Pero padre! Esa no es la Biblia!!!”. Ahora no les llama la atención esa “simple extravagancia” de su padre. Hoy beso todos mis libros, pero no a mi mujer ni a mis hijos, y creo que aunque lo intentara no me lo permitirían, sus parámetros de limpieza los mantienen muy lejanos a mi. No beso nada que no sean mis libros, mi familia nunca ha sido, ni será capaz de ver esos labios que les han brotado en el lomo o en sus pastas.
Yo no le hago daño a nadie, ¿qué de malo tiene que mi vida sean los textos?, ¿en que les afecta que no salga ya a comer? Y tampoco les exijo que me traigan hasta acá mis alimentos; si ellos lo hacen es por un rasgo de personas que probablemente tienen aun.
Me critican que me haya convertido en mi propio dentista, ¡como si fuera gran ciencia...! ¿ para que ir a pagar un dineral, si cuando me estorba algún diente, yo mismo doy cuenta de él? En aquel frasco voy guardando los que me extraigo y cuando decida partir he de llevarlos conmigo. Ser mutilado solo me corresponde en ésta vida.

Que huelo mal, que desde hace tanto no me baño. ¡Qué miopes y limitados pueden ser algunos que solo ven la cáscara exterior! En su cotidianeidad seguirán creyendo que la ciencia, la posesión de la verdad es; como la posesión de Dios, un acontecimiento que no ha acontecido ni puede acontecer en “esta vida”. Soy un animal raro, sucio, chimuelo, descuidado, que habla solo, nada más eso pueden ver en mi.
Que pensarían Einstein, Goethe, Eckhart, y todos aquellos que lograron arañar apenas los secretos de la vida que poseo. ¿También verían al sucio loco? O lograrían ver mi luz, ¿alguien podrá ver mi luz?. Qué importa...ya qué importa.

Les produzco pena. El mes pasado, cuando vino el plomero a instalar mi retrete aquí, en medio de mi pieza, para no tener que salir; escuché: “Ya que hacemos, sino consentir sus locuras, pobre viejo, no durará mucho”. Saben que mas temprano que tarde moriré, pero ignoran lo que yo sé, y que sólo es mi decisión quedarme o no por aquí.
Sólo esperan que me muera, pero cuando le he guiñado un ojo a la muerte, han impedido que me deje ir sin más...y luego hablan de un histrionismo, les han dicho que ha sido por llamarles la atención, que si quiero ver la muerte la he de encontrar de verdad. En eso último, creo que tienen razón.
Pero está bien, he tomado una decisión. Cuando regrese la noche , habrá terminado todo esto. Les daré el mejor obsequio que nadie jamás podría. Ayudaré con mi proceder al primer paso para su separación de este mundo material y de apariencias. No hay vuelta atrás, no llamaré mas su atención. Cuando todos se vayan a su absurda comida de domingo familiar, cerraré bien mi puerta, arrimaré hacia allá mi cama para bloquear cualquier posible intento de rescate que no pueda prever.
Me sentaré en ella, ahí me rodearé de mis más preciados amigos, los sesenta u ochenta mas importantes estarán ahí, desde la cama formaré luego una línea con los que establecieron mi credo, estarán perfectamente unidos, cuerpo con cuerpo viajero, pasta con pasta en una mecha que llevará a los estantes donde aguardarán todos los demás, mis fieles señores dispuestos a ir conmigo a nuestra próxima estación. Me acercaré los dientes arrancados , prenderé fuego a mis sábanas, y disfrutaré del viaje como un bonzo. Mis libros ayudarán a que el fuego sea vivo y cunda rápido, y para cuando se haya extendido al exterior y algún metiche y torpe vecino dé aviso a los bomberos, mis amigos y yo habremos dado al fin el paso necesario y seguro hacia la vida real a través del fuego sempiterno y purificador.


Jorge Cortés.