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*Inicio Martincruz
**desarrollo Stromboli
***hacia el final Ignus
****Final alternativo Ignus




Secreto familiar

Durante mi infancia sentí profunda curiosidad por las historias relatadas respecto de los retratos que cubrían las paredes de la sala en la casona de la avenida Mitre. Allí vivieron y murieron mis abuelos.
Hace más de medio siglo, cuando la tía Carilda, hermana menor de mi abuela, siempre vestida de riguroso luto, nos reveló aquello que, nosotros pensábamos, era un secreto.
Sus enormes ojos azules se fijaron en una amarillenta fotografía, testimonio de algún domingo de verano cuando conoció aquel que sería el hombre de su vida.
—El paseo que va desde el espigón hasta la Pérgola, era el centro del viejo balneario.
En esa época vestíamos de forma elegante; las mujeres con polleras y capelina y los hombres, traje de lino irlandés y sombrero de panamá —la mirada de la encantadora tía ya no era el muro impenetrable que conocíamos, sus ojos se encendían mientras hablaba, ejerciendo esa particular seducción que las mujeres conservan toda su vida.
—Me enamoré de Martín a primera vista, en el mismo momento en que me tendió su
mano para ayudarme a descender del coche de plaza.
Para la época Martín Elizalde tenía veintitrés años. Delgado y de mediana estatura, enérgico, adornaba su rostro con pequeños bigotes y la nariz recta, delataba, tanto como su nombre, su origen vasco. Criado en el seno de una adinerada familia de Tandil, oriunda de Guipúzcoa, desde adolescente manifestó rebeldía notable al alejarse de los estrictos postulados familiares.------------------------------------------------------ -------------------------------------------
Terminada su carrera de abogado, ya comprometido en matrimonio con tía Carilda, se fue a España. Durante la Guerra Civil se alineó con el bando republicano.
Fue detenido y trasladado al fuerte de San Cristóbal, una prisión militar próxima a
Pamplona. Lo mataron durante una fuga masiva de detenidos políticos.
Años después volví a escuchar una nueva historia de familia referida a la vida de Martín Elizalde, que coincidía sólo en parte con la de nuestra ya desaparecida tía.
Esta sostiene que en junio del veinticinco, fue demorado junto a un grupo de anarquistas italianos por interrumpir la marcha real en la velada del Teatro Colón donde se homenajeaba a Víctor Manuel III. Gritando ¡Viva la anarquía! ¡Viva Italia! Desde las graderías condenaban la dictadura de Benito Mussolini, en presencia del Presidente Marcelo T. de Alvear.
En los primeros tiempos de la década infame, fue sorprendido junto a sus compañeros en una casa de Burzaco en la que funcionaba una imprenta clandestina.Murió en un cerrado tiroteo con la policía y su fue cremado cuerpo.
En mi familia elegimos recordar la historia de amor de nuestra encantadora tía Carilda, la de los enormes ojos azules.

**
Mi nombre es Bruno Elizalde, ya no soy el niño que escuchaba atento los relatos de mi tia abuela Carilda. El escuchar aquellas historias de otros países, de reyes, de gobernantes y de algo tan tremendo como es la guerra hicieron de mí alguien curioso, meticuloso, observador de los detalles lo que me facilitaba mi trabajo actual de periodista en de “La voz de Tandil”. En breve sería destinado a aquel país dónde se desarrollaron supuestamente hechos vividos por mi antepasado Martín. Intentaría averiguar algo con un poco de suerte y trabajo por mi parte. . Me dije a mi mismo que intentaría con todas mis fuerzas averiguar qué había sido de mi tío abuelo.
Son las 12:00 cuando mi avión aterriza en el aeropuerto de San Sebastián. Estoy emocionado por visitar las tierras de mis antepasados. Me dirijo a mi hotel, dónde me tengo que documentar sobre el trabajo que el redactor jefe me ha encargado. Como siempre política, tanto que se ha hablado en los últimos tiempos de la Memoria Histórica.
Alquilé un coche y me encaminé hacia Pamplona. En los archivos oficiales, en los enterramientos de la época, en el viejo cementerio…. No figuraba ningún Martín Elizalde. Llevaba mi fiel compañera de tantos viajes, una Nikon D700 colgada al hombro, de lo que se percató la mujer que me atendió en la cafetería. Me preguntó “¿Usted también es de ” esos? Continuó sin que yo terciara palabra “Sí, esos periodistas que vienen a husmear en el dolor de las familias, de sus difuntos” “No, se equivoca sí, soy argentino pero lo que me trae aquí es un asunto familiar”. ¿No habrá oído hablar de una familia acomodada que emigró antes de la guerra civil. “Los Elizalde”. Ella le miró y entonces el observó unos inmensos ojos azules idénticos a los de su tia abuela Carilda.
***
Bruno quedó inmediatamente prendado de aquellos ojos azules como el mar Argentino, a pesar de encontrarse a miles de kilómetros de distancia. La sonrisa de la joven no era menos encantadora, y en sus suaves rasgos se adivinaba una tersura que le parecía irresistible.
En pocos minutos de conversación, gracias a su habilidad como periodista, logró averiguar no sólo su nombre: “Mariana” sino también que ella era hija de españoles, sin embargo no sabía nada acerca de sus abuelos. Sus padres fallecieron siendo ella muy pequeña, y a pesar de buscar en los archivos históricos del registro civil de su ciudad, jamás pudo averiguar nada sobre sus antepasados.
Bruno escuchaba con atención la historia de Mariana, (aunque estaba un poco distraído viendo como la brisa jugueteaba con sus cabellos), y luego de unos instantes, le confió el verdadero motivo de su visita a aquellas tierras, proponiéndole a su vez realizar un trabajo en colaboración, a fines de encontrar datos de sus respectivos antepasados. Ella dudó un instante, pero como siempre había sido muy impulsiva, finalmente decidió ayudar a Bruno, y se lo hizo saber con una amplia sonrisa que virtualmente derritió los ojos del muchacho.
Al día siguiente, se encontraron como habían convenido, al salir Mariana de su trabajo. Ella estaba un poco nerviosa por haber brindado su confianza a alguien casi desconocido, pero no solamente el chico le parecía atractivo, además algo en él la seducía en forma irresistible. Nunca hubiera podido decirle que no...

Visitaron bajo la guía de Mariana los centros históricos de la ciudad, intentado recolectar algo de información. También, gracias a la credencial de Bruno pudieron tener acceso a diarios de la época. Tal vez en alguna noticia vieran reflejado algún dato importante…

Por la noche, mientras se encontraban revisando una pila de periódicos en el sótano de la redacción de un diario local, como movidos por una fuerza invisible, los ojos de los dos se encontraron repentinamente, y sus miradas, mudas, decían tanto…
Bruno comenzó a acercarse lentamente a aquellos apetecibles labios que parecían invitarlo con una tentadora sonrisa. Mariana estaba cerrando los ojos lentamente, mientras su cuerpo se estremecía por la cercanía del aliento de él.
En ese momento, la puerta del sótano se abrió de improviso, interrumpiendo bruscamente la situación, y ambos se quedaron boquiabiertos al observar a quien ingresó a la sala como una tromba, cerrando rápidamente la puerta tras de sí.

****
Bruno y Mariana estaban estupefactos.
La persona que había ingresado al sótano, ¡era idéntica a Bruno!.
Mariana lo miraba con perplejidad:
- ¿¡Tienes un hermano!?
- No, que yo sepa.
- Pero entonces, ¿¿quién??...

En ese momento, el recién llegado advirtió que no estaba solo en el sótano, pero inmediatamente quedó impactado por el parecido entre Bruno y él.

- Perdón… No tenía otro lugar donde esconderme. Me persiguen y quieren acabar conmigo. Mi nombre es Martín Elizalde, y formo parte del bando republicano y… ¡no sabía que tenía un doble!

Bruno no daba crédito a lo que sus oídos le estaban tratando de explicar. ¡No podía ser su tío-abuelo!.

- Mi nombre es Bruno… Elizalde. Y creo que tal vez podamos ser parientes… ¿De casualidad conoce a una mujer llamada Clarilda Montes?
- Sí, es mi prometida.

Es posible que el hecho de haber visto muchas películas de ciencia ficción le haya iluminado la mente en ese momento, o tal vez haya sido algo más, una magia desconocida que había obrado algún milagro, pero Bruno sabía ahora exactamente lo que estaba sucediendo, y se disponía a explicarlo cuando Mariana interrumpió el flujo de sus pensamientos:

- ¿Clarilda Montes?... ¡No puede ser!, ¡Mi nombre completo es Mariana Montes Parra!.

A Bruno ya no le sorprendía nada, así que comenzó a explicar su teoría de lo que había pasado:

- Creo que las cosas fueron así: Cuando Martín estaba escapando, de alguna manera se abrió un camino alternativo en el espacio-tiempo, y al atravesar esa puerta, él viajó en el tiempo, y se encontró con nosotros aquí. Por eso es que nunca más se supo de él; simplemente desapareció.
- Pero entonces, -interrumpió Mariana –Si nunca se supo más de él, es porque nunca “regresó” de aquí.
- No necesariamente… tal vez lo que pasó es que volvió en otra parte, y por eso aparentemente desapareció.

Dicho esto, Bruno se puso a pensar nuevamente en la forma de ayudar a Martín, y se le ocurrió una idea de repente.

- Martín, al momento de atravesar la puerta, ¿estabas teniendo algún pensamiento en particular?.
- Bueno, a decir verdad sí. Estaba pensando en Clarilda, en cuanto la Amo y en que tal vez no vuelva a verla.

Los ojos de Bruno se iluminaron de repente.

- ¡Claro!. Al mismo tiempo, tú y yo, Mariana, ¡estábamos comenzando a sentir algo entre nosotros!.
Mariana se ruborizó visiblemente. Y Bruno continuó:
- El Amor es una de las fuerzas más poderosas del universo. Es capaz de realizar proezas increíbles, y milagros asombrosos. Y este caso no es la excepción. ¡Ya se cómo devolver a Martín a su tiempo!.
Martín: quiero que pienses nuevamente en Clarilda, pero con mucha fuerza. Y quiero que salgas de aquí por aquella puerta, no por la que entraste.

La puerta que señaló Bruno (que tenía unos extraños grabados en forma de espiral), se encontraba en el extremo opuesto de la habitación y curiosamente era la dirección geográfica en que se encontraba Buenos Aires…

Martín se dirigió a la puerta, y con los ojos cerrados tomó el pomo. Mientras tanto, Bruno había abrazado nuevamente a Mariana, y con una suavidad infinita, acercó sus labios a los de ella, besándola tiernamente.
Martín abrió la puerta, e instantáneamente desapareció en una ráfaga de luz.

La pareja continuó besándose un poco más. (no sea cosa que el experimento no funcione, jaja), y luego Mariana, preocupada le dijo a Bruno:

- Todavía queda un detalle… Uno de mis apellidos es Montes… Pienso que tal vez tengamos algún parentesco, tal vez seamos primos lejanos…
- ¿A ti te importa?
- Pues… la verdad ¡No!.

Y diciendo esto, empujó a Bruno, quién fue a dar contra una montaña de periódicos viejos, la cual resultó convenientemente acogedora para lo que vino después…


A la madrugada siguiente, mientras se vestían, Bruno propuso a Mariana acompañarlo de regreso a Buenos Aires. En sólo una noche se había dado cuenta de que la Amaba, y era tan poderoso ese Amor que no podía dejar de estar con ella. Mariana aceptó, y juntos viajaron de regreso a Argentina.
Lo que Bruno jamás imaginó, fue la sorpresa que les esperaba: Las cosas habían cambiado un poco desde que Bruno se fue… De hecho, su tía aún vivía, según ella el Amor la había hecho estirar los años. Y junto a ella, encontraron a un arrugado y feliz Martín Elizalde, que con mirada cómplice les guiño un ojo señalando una puerta que curiosamente, tenía unos extraños grabados en forma de espiral…

Texto agregado el 03-08-2012, y leído por 305 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
05-08-2012 baja el telon!!!! muy bueno lo que han logrado mis 15 * 5 para cada uno utopia76
03-08-2012 No me gustan las estrellas opacas, preferiría un comentario constructivo y sin estrellas. Sólo por eso pondré 5. me re jode el tipo/a que hace eso. Ya comenté en pv. con Ignus lo que pienso de este final. Saludos rhcastro
03-08-2012 Felicitaciones a todos los cuenteros. Me encanta el color que van tomando estos cuentos! andrurdna
03-08-2012 Personalmente me gustó más el final alternativo de Ignus. Por error, yo "salté en el tiempo" en la narración, así que mis compañeros hicieron lo que pudieron. Son todos excelentes escritores. Gracias por todo. Stromboli
 
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