Solo necesitaba imaginar que tú estarías ahí, ese día, misteriosa, sonriente y sin saberte…
Y así fue, que como a un oasis te encontré, mi corazón quiso tocarte, mi corazón quiso beberte, así nació en mi, la curiosidad de saber todo lo que tú me querías expresar, en esa inmensidad que era una necesidad imperiosa, de escucharte decir simplemente en dos palabras ausentes, algo tan hermoso que yo moría por oír de tu boca… “te amo”
En adelante entonces, la culpa fue mía, con un beso y la culpable fuiste tú también, con tus ojos, con tu forma de sonreír, de librar estas cadenas, condenándome a vivir sumergido en ti, como un paisaje imprescindible, que hasta el día de hoy no puedo definir. Tú me dejaste enamorado del amor, de una mujer que corría a mi lado, como si fuese parte de mis venas, sintiéndola latir dentro de mi piel, con ese pulso arrítmico, que es la misma sensación de vivir y de morir a la vez, como un orgasmo rutilante, los que solo tú logras conmigo interpretar.
Tu me expresas con tu voz y me descifras, con tu calor en mis brazos, haciéndome sentir en esa larga intensidad, La misma emoción que siento hoy al recordarte, tú presentándote constante cada vez, a cada instante, mientras me acuerdo que no estas aquí…
Por eso quiero volver a comenzar, primero quisiera sabernos uno a uno y empezar a conocerte, en un abrazo, en un te quiero, al verte sonreír... tan solo verte, así como yo te miraba siempre.
Necesito respirarte como por primera vez, como durante tantos siglos no lo fue, transformándote en mi aire, mi profunda oxigenación… Además yo te confieso con un poco de pudor y necesito decirte que tu piel cuando acariciaba la mía, me humedecía mis espacios, los ojos, mi boca abierta, mis manos, como el agua tu cuerpo hidrataba mi cuerpo y cuando no estabas siempre fuiste mi sed.
Miro atrás, y aunque sé que no esperabas nada, con fuerza aferraste las uñas a nuestras ganas, al cerrar los ojos, desnudos, al olvidarnos de todo, al apoderarnos del tiempo y de nuestros cuerpos, así nos librábamos al perdernos nuevamente, en una tarde, en las noches, para después volvernos a encontrar siempre en cualquier lugar…
Pero ahora, yo soy el que necesitaba con urgencia sonreír, el que necesitaba una pista, una pasión, un beso, más bien necesitaba un corazón, para construir completamente esta ilusión, para no estar gritándole al viento en vano como ahora, que quiero que regreses y que el desamor se vaya al diablo y que seas tú, siempre tú, y solo tú por esta vez, La mujer que venga aquí y me encuentre…
Yo quiero ser ahora, el bien culpable de tus ganas, de tu abrazo, de tus besos, del amor en cualquier parte, porque dos que se amaron tanto, como nosotros nos amamos, en cualquier lugar pueden volver a encontrarse y regalarse esas dos palabras ausentes... "te amo"
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