Billy se levantó en la madrugada y colocó su chip detrás de su cabeza, entonces como todos los días, tomó un baño, se cepilló los dientes, se vistió, saludó a sus padres, desayunó y se fue para la escuela, como vivía tan cerca se iba siempre caminando; de repente observó, que del cielo descendía una nave voladora despampanante, que se acercaba cada vez más al suelo, aunque precisamente no se aproximaba a Billy sino a otros dos muchachos que iban un poco más adelante de él, cuando finalmente la aeronave se asentó unos centímetros por encima de las cabezas de los dos chavales quienes estaban anonadados de tan ciertísimo aeroplano, Billy observó que una puerta se abría y una luz descomunal salía y encandelillaba a los chicos.
Antes de que se mezclara la iluminación con los cuerpos, Billy alcanzó a notar que los zagales no habían puesto su chip aquel día y se dio cuenta de que a los mozalbetes les estaban quitando sus fuerzas vitales, esto no duró mucho tiempo, quizás unos 8 segundos, luego la cosmonave cerró sus puertas declarándoles que les habían quitado su fuerza vital y ahora no les quedaba otra opción sino hacer lo mismo, con esto finalmente ascendió y se perdió entre las nubes.
Inmediatamente los jóvenes cayeron al piso y Billy se encaminó a levantarlos, pero estaban como muertos vivientes, entonces decidió llamar al centro de fuerza vital de la ciudad, de donde vinieron rápidamente al rescate, se los llevaron al centro especializado, lugar en el que pasaron una larga temporada recuperando en dosis muy mínimas el nivel de energía promedio; luego de un período de tiempo alcanzaron la nivelación y regresaron junto con Billy a la escuela; desde ese día nunca más volvieron a salir de sus casas sin el chip que los protege contra todos los extraterrestres.
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