…es cuento, no sé si será verdad, pero se dice o me dijeron específicamente a mí. Me veo tendida en la cama de un siquiátrico, se acerca la misma enfermera de las tres horas, me vierte el inyectable dirigido al suero, es la misma de la pastilla, de las tres horas, de las 6 de las 2 y de las 10, la que me levanta, lleva al baño, la que me da de comer y me asea, es buena creo, pero me contó esta historia, y gracias a ella, he despertado, ya no necesito la enfermera, las inyecciones, las pastillas ni el suero, menos las tres horas, pero la historia, dice así:

Cuando un ser querido se vuelve demasiado loco, y el raciocinio no se asoma ni siquiera de broma, es cuando en esta parte de América y algunos otros países, siguiendo la tradición no contada mas bien sentida de sus antepasados, toman a su loquito o loquita, los bañan, ya sea con baldes o mangueras, o si son mas compasivos, con una buena ducha o en tina caliente, luego los visten y adornan preciosos, les cortan el cabello, liman sus uñas de pies y manos, les echan perfumes, y hacen una cena, donde participan todos los familiares involucrados, menos los niños, ellos no saben nada, pero el agasajado o agasajada si no están sentados libres de manos, los tienen amarrados, el propósito es que vean y participen de ese festejo, es de despedida, allí, los que quieren los besan, los abrazan, le ponen joyas (no valiosas), o alguna cartita sin firma, y se lo ponen en sus bolsillos, otros lloran y le piden perdón, generalmente el loquito en cuestión, se mantiene mirando fijo y creyendo que está teniendo alguna alucinación de las acostumbradas, pero esta situación es real.

Terminan su ritual de más de 6 horas, para que una comisión de tres o cuatro familiares, viajen al lado de su desquiciado familiar, para un lugar opuesto de su país, es decir, si vivían en el norte se van para el sur, si vivían allí, para el norte, igual si habitan al este u oeste, tiene que ser al lado opuesto de la brújula. Llegan a su destino, para eso le han puesto encima de su loquito, una alforja con alimentos, como frutas secas, algunos paquetes de galletas, agua y les abrigan sobremanera. Finalmente ubican a su ser querido en un parque o afueras de un hospital cualquiera, y dándole los abrazos y besos finales, lo dejan, si….sólo y abandonado, es que perder la razón es morir, tal vez ellos creen que ya ha muerto su ser querido y han hecho su ritual para darle la despedida a su inframundo, no sé si sea el infierno o el cielo, pero el loco se queda sólo, aunque no lo sabe, aunque no sienta, se queda con la paciencia de un santo.

Sus familiares se alejan, sin volver la cabeza para ver por últimos instantes a su loco, se embarcan de regreso a su lugar de origen, con un nudo en la garganta, con un silencio sepulcral, avanzan, como haber cometido un asesinato, o un aborto, no sé, pero pronto se olvidan de lo que han hecho.

La enfermera, me dijo, mientras me guardaba como un paquete en la cama, ¿no has visto tanto loco desconocido, sangrante, sucio y sin que nadie se apiade de él?; yo quise contestar, pero ella prosiguió…. porque si fueran familiares de alguien por este lugar, estarían en un siquiátrico, como tú; sentenció.

Esta historia, aunque la enfermera creyera que no la oía, yo la entendí, a la próxima hora que ella ha venido, ya no estaba, solo la cama, el suero y mi pijama. Pero escribí, una nota en papel higiénico y puse CHAO; porque una cosa es estar loco y otra casi…, mientras haya una pizca de esperanza, se puede vomitar el veneno, vencer la demencia, la depresión, con tal que no nos sepulten en vida. No sé si sea cuento.